El aumento cada vez más acelerado del número de conductores de más de 65 años llevó ayer a la Dirección General de Tráfico a apelar a la responsabilidad de éstos para que dejen el volante cuando vean que ya no están capacitados. "Se trata de una medida de elemental prudencia", porque "no se puede dejar todo en manos de los centros de reconocimiento médico", avisó el director general, Pere Navarro.

Con los datos suministrados por el Observatorio Nacional de Seguridad Vial en una jornada de debate organizada por el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social, no se puede afirmar que el envejecimiento sea un problema desde el punto de vista de los accidentes. En el 2004 los mayores representaban el 9,6% del total de conductores --2,2 millones--, y sólo estuvieron implicados el 4,6% de siniestros con víctimas.

Pero la DGT recibe "cada vez más" llamadas de familiares de mayores que dicen estar "preocupados" por la pérdida de facultades de éstas y piden que se les retire el carnet. "Esto quiere decir que algo pasa", según Navarro, porque con la edad bajan las facultades relacionadas con la vista, el oído y los reflejos ante situaciones imprevistas.

Más del 30% de los mayores de 65 años presentan serias deficiencias o deterioros de la visión y más del 25% presentan pérdidas importantes de la capacidad auditiva. Muchos de estos problemas no son detectados actualmente por los centros de reconocimiento y Navarro propone por ello situar la responsabilidad en el lado de sus protagonistas y estudiar también otras posibles medidas.

"Nadie se propone prohibiciones, se trata simplemente de reflexionar sobre este fenómeno y, entre todos, ver la forma de valorar esta situación y adoptar las medidas que la elemental prudencia aconsejan", resumió el director general. Las primeras conclusiones se remitirán a la UE en noviembre.