No es fácil para José Ignacio Munilla comenzar su andadura en Guipúzcoa, donde el clero le recibe como un enviado de la Conferencia Episcopal con el objetivo de quebrar la línea pastoral de la diócesis hacia postulados más conservadores. Los preparativos de la propia ceremonia de ayer acrecentaron el recelo de los párrocos guipuzcoanos, que se alarmaron al conocer los planes del nuevo obispo de realizar una procesión por el exterior del templo del Buen Pastor con todos los obispos, una práctica olvidada en San Sebastián desde los tiempos de Franco.

Sin embargo, el mal tiempo y el temor a que se produjeran incidentes, sobre todo al conocer que habría concentraciones de protesta, aconsejaron no celebrar ninguna procesión. A cambio, el obispo recibió una calurosa bienvenida, que aún hubiera sido más multitudinaria si hubieran llegado todos los autobuses que se esperaban.

Junto a una mayoría de fieles guipuzcoanos, también se hicieron notar los cuatro autobuses procedentes de Palencia, diócesis en la que Munilla ha estado destinado los últimos tres años. Llamaba la atención la gran cantidad de jóvenes de toda España que quisieron agradecer al obispo su labor al frente de la Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal. Como muestra de los nuevos tiempos que llegan a Guipúzcoa, una de estas jóvenes representó a sus compañeros durante la ceremonia con la canción; "Jesús mi amado", cuya letra habla de un "vil pecador que no merece el amor de Dios".

Simpatía de los feligreses

Fue notable la presencia de fans del nuevo obispo de San Sebastián llegados desde Zumárraga, la localidad guipuzcoana en la que permaneció como párroco durante 16 años.

El paso de Munilla por Zumárraga despertó las simpatías de gran parte de sus feligreses, que le recuerdan volcado en la atención a los heroinómanos y los más desfavorecidos. Entre sus logros destaca el de conseguir la financiación para construir la nueva parroquia de El Salvador, en un barrio obrero, gracias a una importante ayuda del ayuntamiento de la localidad, gobernada por el PSE. También se valoró su firmeza ante ETA en los funerales por el concejal popular Manuel Indiano, en los que quiso hacer patente su apoyo a la víctima y a su pareja.

Pero los testimonios alimentan las dos visiones contrapuestas que se producen de Munilla. Frente a quienes agradecen su apoyo a una familia de Zumárraga cuando una joven madre murió de sida, hay otros que recuerdan cómo intentó enviar a un convento de clausura a una joven solo "porque era el deseo del Señor".