Los problemas del estado de ánimo y de ansiedad aparecen con diferentes síntomas. Uno de estos síntomas, donde antes se ve que algo va mal, es en la alimentación. Cuando estamos tristes, tenemos estrés o sufrimos ansiedad, descuidamos nuestra alimentación, comemos a deshora, lo hacemos de forma abrupta o consumimos alimentos que no nos benefician. Esto hace que el malestar aumente, ya que el cuerpo no recibe la energía necesaria y empieza a deprimirse o a tener aún más ansiedad. Podemos observar cómo también ocurre al revés, si empezamos a cuidarnos, a comer sano o a seguir unas pautas, nuestra autoestima y nuestro estado de ánimo mejoran sustancialmente, por lo que son elementos directamente relacionados. Controlando la alimentación, por tanto, podemos manejar mejor nuestro estado de bienestar.

Nuestras emociones se ven modificadas con multitud de factores. Sentimos una cosa u otra en función de las vueltas que hemos dado a la cabeza, de la experiencia de ese día o de nuestra educación en la infancia, pero también si tenemos hambre o llevamos una semana comiendo mal hace que las emociones puedan dispararse. Es por eso que, buscar una mejor alimentación nos hará alcanzar un mayor nivel de bienestar.

Aprovecha el vínculo

No solemos ser conscientes de la relación que tienen nuestras emociones con las diferentes áreas de nuestra vida. Nos levantamos un día tristes y no encontramos el motivo, o nos enfadamos en exceso por una tontería sin razón alguna. Es en esos casos donde más claro puede verse que diferentes aspectos van a afectar a cómo nos sentimos. La alimentación es una de las partes más importantes que debemos controlar para poder alcanzar un bienestar real. Tanto los nutrientes que ingerimos como las rutinas que generamos con la comida influyen en nosotros. Sin embargo, esperamos a estar bien para ya después cuidarnos, cuando debería ser al revés. El autocuidado se relaciona con nuestra valoración personal. Desde potenciarlo, podremos sentirnos mejor.

A través de las siguientes pautas podemos modificar nuestras pautas de alimentación para que impacten positivamente en nuestro bienestar:

1. Limpia la nevera

Haz una revisión de todo aquello que tienes en la cocina que se relacione con una mala alimentación y deshazte de ello. Puedes dárselo a los vecinos o directamente tirarlo. A partir de ahí, haz una lista de todo aquello que se va a incluir en tus nuevas rutinas de alimentación. Qué comidas son las que a ti te hacen estar mejor o pueden saciarte sin comer una mayor cantidad.

2. Planifica

Una vez a la semana, siéntate a planificar qué es lo que vas a comer durante los próximos días. Revisa que tengas los alimentos, compra lo necesario y haz un menú semanal. No es necesario seguirlo en su totalidad, pero sí te dará cierto orden y no tendrás que estar cada día pensando.

3. Tu momento del día

Escoge una de las cinco comidas del día y conságrala como tu momento del día. Puede ser el desayuno, donde empiezas el día con calma, por ejemplo, o la cena, donde terminas el día. Este momento del día es el que siempre seguirás, dándole suma importancia, incluso cuando estés de vacaciones.

4. Actívate

La alimentación también se relaciona con el desgaste de calorías y la activación física. Acompaña a tu nueva rutina con deporte, empezando poco a poco. Sube las escaleras en lugar de usar el ascensor, ve andando al trabajo, aparca lejos, bájate una parada antes o apúntate a una clase que te motive. Cualquier pequeño detalle ya cambiará lo que estabas haciendo.

Lo que comemos y cómo lo comemos habla de cómo nos sentimos, de la felicidad o de la tristeza que vemos al acostarnos. Si empezamos a tener una mejor alimentación, también tendremos una mejor calidad de vida y una mejor gestión sobre nuestras emociones. Un vínculo directo que podemos usar a nuestro favor.

* Ángel Rull, psicólogo.