Una época de represión en la que los curas tenían el poder absoluto sobre sus alumnos. En este tiempo de pesadilla se adentra, sin caer en la negrura dramática, la nueva película de Pedro Almodóvar, la más comprometida de su carrera. El título, La mala educación , no teme al adjetivo. Lo de mala queda bien claro. El guión, sin embargo, es laberíntico; va y viene de los años 60 a los 80, cuando dos amigos de infancia se reencuentran 15 años después de haber vivido en las tinieblas de una escuela católica. Uno es director de cine y el otro, un travesti aspirante a actor.

Con este filme, el cineasta vuelve a Barcelona, donde rodó Todo sobre mi madre . Esta vez, parte de la acción se traslada a las cercanías de la ciudad. A Alella. En este pequeño municipio del Maresme se alza un edificio neoclásico del siglo XIX que durante décadas acogió a una comunidad de Escuelas Pías. Una de las intenciones del cineasta era rodar en el colegio de San Antonio de Cáceres, donde él estudió en su adolescencia; pero no ha habido posibilidad de hacerlo ya que el centro mantiene aún estos días su actividad escolar.

La agenda del rodaje de La mala educación especifica una duración de tres meses, con lo que se prevé uno de los rodajes más largos del cine español. Además de Alella, habrá localizaciones en Madrid, Valencia y Galicia. La presencia de Lluís Homar en el reparto es una de las cartas mejor guardadas.

Almodóvar recurre en esta película a una concepción cinematográfica que le permite jugar con la realidad y la ficción.