Un gigantesco deslizamiento de tierra borró ayer del mapa la pequeña localidad de Guinsaugon, en Filipinas, y se tragó a más de la mitad de sus 3.000 habitantes. Según informaron fuentes de la Cruz Roja en este país, los equipos de rescate cuentan de momento 200 muertos, 1.500 desaparecidos y tan sólo 53 supervivientes. "Algunas casas fueron arrastradas por la riada de lodo, otras fueron destruidas y otras quedaron sepultadas", señaló el capitán del Ejército Edmund Abella, uno de los responsables de las labores de rescate.

El corrimiento de tierra tuvo lugar minutos antes de las 11 de la mañana y se produjo tras 10 días de intensas lluvias y poco después de que se registrara en la zona un leve terremoto de 2,6 grados en la escala de Richter. En un discurso retransmitido por televisión a todo el país, la presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, prometió que la ayuda llegaría a la región antes de 24 horas. "La ayuda está en camino, llegará por tierra, mar y aire. Muy pronto estaréis a salvo", manifestó.

TECHOS Y ARBOLES Unos pocos techos y las copas de algunos cocoteros es lo único que sobresale ahora del inmenso mar de lodo que cubre Guinsaugon, un pequeño poblado situado cerca de la ciudad de San Bernardo, en el sur de la isla de Leyte. "El lodo bajó de la montaña y cubrió el pueblo en segundos", declaró la gobernadora Rosete Larias. Los primeros equipos de rescate no pudieron hacer mucho antes de que, al anochecer, los responsables dieran la orden de parar. En la región sigue lloviendo a mares y el lodo es demasiado blando como para utilizar maquinaria pesada.

Las autoridades filipinas temen que gran parte de las víctimas sean los cerca de 200 niños que en el momento de la tragedia estaban en la escuela. A la espera de volver a contar con luz solar para poder reanudar el rescate de las víctimas, los responsables filipinos no abrigaban anoche demasiadas esperanzas de encontrar más supervivientes: la capa de lodo que cubre la población es de entre 6 y 10 metros de espesor.

Ante la magnitud de la tragedia, Macapagal Arroyo ha ordenado a los responsables de Presupuestos que localicen fondos para ayudar a las víctimas. El Ministerio de Sanidad ha embarcado medicinas y personal médico en un barco que tenía previsto zarpar anoche de Cebú (a 150 kilómetros al oeste de San Bernardo) hacia el lugar de la catástrofe, y tanto el Ejército como los Servicios Guardacostas se han desplazado a Guinsaugon.

La ayuda internacional no se ha hecho esperar. Cruz Roja Internacional ha destinado 128.000 euros para asistencia a las víctimas. La Agencia Española de Cooperación Internacional ha puesto en marcha un dispositivo para enviar material de primera necesidad.