Amaral pasea este verano ‘Nocturnal’, un trabajo que combina el nervio guitarrero con cierta oscuridad ambiental. Hablamos con su cantante, Eva Amaral.

‘Nocturnal’ no es su disco más festivalero. ¿Cómo encaja con el ambiente que suele envolver los conciertos de verano? En su estética es un disco oscuro, pero su temática es la búsqueda de la felicidad, de la luz, con canciones que en el escenario son muy energéticas. Y tocamos el disco casi completo pero también piezas de discos anteriores, todo para que sea una fiesta.

Algunas de las nuevas canciones transmiten cierto desánimo: ‘Unas veces se gana y otra se pierde’, ‘Nadie nos recordará’… Pero también una aceptación de la realidad, de los golpes que te da la vida, para darles la vuelta y convertirlos en algo positivo.

¿No son tiempos para saltar a la arena con mensajes felices y despreocupados? Vivimos tiempos, no diría que malos, ya que todas las generaciones han tenido sus problemas, pero sí cambiantes y desconcertantes. Y todo sucede muy rápido y es difícil de asimilar. El disco refleja eso, que vivimos tiempos que generan un poco de confusión.

‘La ciudad maldita’ evoca la guerra civil. ¿Les toca de cerca por alguna razón familiar? Mis padres vivieron la Guerra Civil: mi madre en Zaragoza y mi padre en Cáceres. Y esa canción cuenta la historia de una tía mía a cuyo padre fusilaron al comienzo de la guerra. Después de aquella tragedia ella se fue a vivir a Barcelona porque el ambiente en su pueblo, Calatayud, era irrespirable, pero muchos años después volvió y ahora vive allí en perfecta armonía. Para mí, ella fue siempre un ejemplo de persona que aprende a poder con todo. Es una historia que hasta que yo no fui mayor no me contaron, y me pareció sorprendente que la persona más vital de la familia fuera la que tuviera la historia más terrible detrás.

¿Le interesa desde el punto de vista emocional o con ánimo de hacer justicia? Debería hacerse justicia, que a las familias de las víctimas por lo menos que no se les echara también tierra encima. Pero de lo que habla la canción es del triunfo del espíritu humano ante la sinrazón. De eso va el disco, de que aunque haya cierto desengaño en algunos aspectos de la sociedad, te agarras a otros, a tu esencia, para recuperar la fe.

¿Ayuda a recuperar esa fe observar el actual momento político? A mí me ayuda más ver a voluntarios que ayudan a gente, a los que menos tienen…

¿Es políticamente escéptica? En estos momentos, un poco, sí. Pero creo que no soy la única.

Hace un par de años publicaron ‘Ratonera’, con su letra durísima con los políticos (“No sé ni cómo duermes por las noches / Estúpido farsante / Si mientes más que hablas”) y su sangriento videoclip. Al final no la incluyeron en ‘Nocturnal’ y tampoco la están tocando en la gira. ¿Cree quizá que fue una canción muy asociada a un momento? ‘Ratonera’ responde a un sentimiento tan válido como cualquier otro y nos pareció interesante el debate que generó. Iba a ser el adelanto del disco y al final no lo fue porque pasó tanto tiempo que teníamos muchas más canciones nuevas y esta la gente ya la conocía. Ahora no está en el repertorio, pero la podemos incluir. Su mensaje sigue vigente.

Se dice que la clase media está desapareciendo en la música española, que está el fenómeno comercial y luego una escena precaria. ¿Amaral es un ejemplo de clase media estable? No tenemos esa sensación de clases: a veces ves a compañeros con talento que no han tenido una repercusión popular y no entiendes porqué. La música no es una carrera de coches. No me gustan ni siquiera las listas de los libros más vendidos, las películas más vistas…

A veces da la sensación de que les incomoda haber sido un grupo comercial y haber vendido muchos discos. ¡Pues en absoluto! (ríe).

Como si pensaran que eso resta credibilidad. No tenemos esa sensación. Nosotros comenzamos a tocar en un local en el que había ratas y siempre hemos tenido cierta visión romántica. Hemos vivido épocas que nunca habíamos soñado que viviríamos, y ahora con cada nuevo disco no hay nada que se dé por hecho. El público puede estar ahí contigo o no.

Ahora que ya no están en una multinacional, ¿esta es la auténtica, pura, versión de Amaral? La multinacional nunca nos marcó una pauta de cómo escribir una canción. Fichamos por Virgin porque tenían a Fernando Alfaro, Chucho, y nos daba una sensación de equipo muy familiar. Luego Virgin pasó a ser EMI, comenzaron los despidos, ya no sabías muy bien con quién estabas y cogimos las riendas con la autogestión.

El primer disco, de 1998, producido por Pancho Varona, la proyectaba más como cantautora que como banda pop. Hubo un poco de confusión, salía yo sola en la portada, sin Juan (Aguirre). Eso quizá fue un error, y también llevaba a confusión que el nombre del grupo fuera mi apellido, claro, pero esto fue idea de Juan. Le juro que no tenía ninguna ansia de figurar. Aunque mi padre, encantado, claro.

Sus fuentes inspiradoras, ¿son las mismas que cuando empezaron? Siempre te influye lo que tienes alrededor. Nos sigue apasionando la música y los grupos nuevos, aunque los clásicos siguen ahí.

¿Cuáles son? Para mí hay cuatro grandes: los Beatles, David Bowie, Lou Reed y Patti Smith.

Dos de los cuales nos han dejado últimamente. Sí. No tengo palabras. El día que falleció Bowie fue como si se hubiera muerto alguien de mi familia.

¿Ve ese imaginario del rock como algo duradero de cara a las emergentes generaciones de músicos? Yo esas influencias sigo percibiéndolas en cosas nuevas, aunque mezcladas con otros sonidos. Eso es lo bonito, que no sea algo inmóvil.

Han pasado cuatro años entre su anterior disco, ‘Hacia lo salvaje’, y ‘Nocturnal’. ¿Amaral será uno de esos grupos que se vuelven lentos con el tiempo? Creo que no porque cuatro años es una barbaridad, y más en estos tiempos en que todo va tan deprisa. Nuestro reto es organizarnos mejor para acotar las giras y grabaciones. El próximo espero que tarde mucho menos. Canciones ya tenemos.