¡También es una pena! Ahora que los Aznar se habían hecho a Menorca, tanto que hasta el presidente le ha declarado su amor, quién sabe si el próximo verano, ya fuera de la Moncloa, volverán a repetir vacaciones en la isla del viento. José María Aznar y Ana Botella ya han vuelto a la península, cada uno a sus tareas. El próximo verano su vida habrá cambiado, Aznar ya no será presidente y otros serán los que ocupen su lugar en la última foto institucional del verano, la que los Reyes protagonizaron junto a los Aznar, el pasado martes por la noche en Marivent (en la foto superior, Botella con la Reina).

MENORCA HA DEJADO HUELLA

Pero Menorca les ha dejado huella, aunque sólo sea por esa grasita que se acumula tras 22 días de veraneo y sus correspondientes desayunos con ensaimada. Antes de regresar a Madrid, Ana Botella concedió una entrevista al diario Ultima Hora de Menorca en la que confiesa lo mucho que la isla, sus habitantes y su gastronomía han impactado en las almas y los cuerpos de la familia. Los Aznar no sólo se han aficionado a las ensaimadas, alternativa isleña a los churros y las porras de Madrid, sino también a las berenjenas rellenas, un plato que, "a Jose (sin acento) le encanta", según ha expresado su esposa.

Menorca, además, ha despertado la vena lírica de Aznar y Botella. En la cena con militantes que tuvo lugar el pasado lunes en Ciutadella, el presidente, emocionado hasta el límite de lo que en él es posible, se declaró "enamorado" de Menorca, isla a la que definió como "azul y estrella sin fin". Su mujer ha ofrecido más matices, asegurando, en la citada entrevista, que se lleva como recuerdo "la salida por el puerto de Mahón, por la mañana con el cielo limpio, azul y transparente, con una luz tan intensa que en ocasiones resulta incluso cegadora". El "paraíso para el descanso", como Botella define a Menorca, ha conseguido, al menos, marcar la estética familiar y Ana ha abandonado los tacones (en la foto de la izquierda, en agosto del 2002) por las alpargatas, (foto de la derecha, el pasado 1 de agosto), aunque resulta raro que, después de tres veranos en la isla, aún no haya descubierto las abarcas, esas sandalias típicas de la isla, cuyo uso sí marca la identificación con la isla.

DECLARACION INSTITUCIONAL

No importa. Ana Botella, que como concejal del Ayuntamiento de Madrid tiene el futuro político más claro que su marido, ha acabado sus vacaciones con una declaración institucional: "Hemos tenido ocasión de conocer más a fondo el carácter y la manera de ser de los menorquines, fieles a su tierra, respetuosos con su cultura y con unas tradiciones transmitidas durante generaciones". Todo eso que se lleva a Madrid y, tranquila, que aunque los Aznar cambien, Menorca seguirá en su sitio.