TLta semana nos deja la presentación de los Presupuestos Generales del Estado del 2014. Los terceros de la era de Mariano Rajoy. Los que los suyos llaman, allá donde van, "las cuentas de la recuperación". En los medios hemos hablado mucho estos días de la cantidad de dinero que el Estado --es decir, usted, yo y todos los ciudadanos-- pagará en pensiones, prestaciones por desempleo y deuda pública. Pero en la letra pequeña encontramos también detalles muy significativos que retratan a la perfección el país en el que vivimos.

Existe, como otros años, una partida especial dedicada a los partidos políticos. Es la asignación que se les otorga como instituciones públicas necesarias. Eso no está en cuestión. Lo curioso es observar cómo otras asignaciones han sufrido año tras año hachazos brutales, especialmente sanidad y educación, pero en el caso de las formaciones políticas nos encontramos con que en el 2014 se les va a subir la partida hasta los 84,7 millones de euros. Hablamos de 30 millones más que el año pasado. La razón es que tenemos elecciones europeas y se presupuesta ese incremento por la campaña electoral que tendrán que hacer los partidos: léase carteles, mítines, propaganda en televisión, etcétera. Difícil de explicar a los ciudadanos. Quizá ha llegado el momento de que los partidos políticos sientan la misma exigencia. El momento de que las campañas se ajusten a la situación económica que estamos viviendo, frase tan repetida para justificar cada medida de recorte. Aún no he escuchado a ningún político eso de "hemos hecho propaganda por encima de nuestras posibilidades".

XIRONIAS AL MARGENx, sería deseable que los partidos, en un momento en el que su credibilidad está tan cuestionada, formulasen nuevas propuestas a la sociedad también en la forma de comunicar. Existe la posibilidad de ver a los políticos dando explicaciones y contando sus propuestas a los ciudadanos a través de los medios de comunicación. Sustituyendo o reduciendo al máximo su presencia en mítines a los que solo van los muy convencidos. Y, por contra, verlos empeñados y preocupados por seducir a los que creen que los políticos son parte del problema. Es decir, lo que se conoce como dar la cara. Participando en debates a dos, a cuatro o a seis. Confrontando ideas públicamente. En debates sectoriales o generales, pero debates que nos permitan saber a los ciudadanos qué tipo de país están construyendo, qué modelo tendremos cuando pase la oscuridad en la que nos ha sumido la crisis. Y pueden hacerlo en los medios tradicionales o a través de las redes sociales. O en ambos. Cualquiera de esas fórmulas resultará mucho más barata que las usadas hasta ahora. Y no se preocupen: los periodistas no les cobraremos nada por responder.