Era la una de la mañana cuando los equipos de rescate pudieron por fin sacar de entre los escombros al único operario que había quedado atrapado con vida. Pero ya era tarde: el derrumbe en el puente de la boca oeste del túnel de Dos Valires había tenido lugar a mediodía, y además de las heridas, empezó a sufrir por el frío, ya que nevaba copiosamente. El trabajador falleció poco después de llegar al hospital.

Su muerte (por hipotermia y politraumatismos) elevó a cinco el número de fallecidos en el siniestro del viaducto andorrano, aunque el suyo es el único cadáver que no está bajo los escombros: los cuerpos de sus cuatro compañeros siguen enterrados, y los familiares, a la espera de que llegue la maquinaria especial que el Gobierno español ha ofrecido para acelerar el rescate. Se trata de dos grúas, una procedente de Aragón y otra del País Vasco, y aunque estaba previsto que la primera llegara sobre las tres de la tarde, luego se supo que no lo haría hasta medianoche, incluso después.

100 METROS CUADRADOS El accidente tuvo lugar el sábado, cuando 60 operarios hacían labores de vertido de cemento y una superficie de más o menos 100 metros cuadrados se vino al suelo. Había 35 personas trabajando en la zona afectada, la llamada Estructura 2, de las cuales 11 fueron arrastradas por el derrumbe. Uno de los heridos fue remitido enseguida a un hospital de Barcelona (ayer le hicieron una operación maxilofacial y su estado, dentro de la gravedad, es estable). Todas las víctimas del accidente provenían de Portugal.