Den la bienvenida a la nueva Angelina Jolie, pero no despidan del todo a la que conocían. La actriz que puso los pelos de punta a la parte más pacata de la sociedad estadounidense con sus tatuajes, sus gustos sexuales y sus inusuales y, en algún caso, vampíricas aficiones ha redefinido su rol social y su imagen.

Sobre todo, desde que se convirtió en embajadora de buena voluntad de Naciones Unidas, una labor por la que la actriz fue galardonada la semana pasada en Nueva York (en la foto, Jolie recoge el galardón de manos de la esposa de Kofi Annan). Pero eso no quiere decir que estemos ante una nueva aspirante a beata: "Sigo siendo una persona de extrema emoción. Y sigo siendo salvaje y sexy ".

PREGUNTA INESPERADA

La declaración se la hizo la exmujer del actor británico Johnny Lee Miller y del actor y director Billy Bob Thornton a la columnista Liz Smith, sorprendida tras la reciente pregunta que le efectuó un periodista. "Me preguntó si seguía siendo una persona sexual --recordó Jolie aún con la mandíbula rozando el suelo--, ¡como si no se pudiera ser humanitaria y sexual!"

Cierto es que desde que hace un par de años comenzó su trabajo para la ONU con los refugiados, para el que se ha comprometido por dos años más, Jolie ha redescubierto el mundo y, a través de ese proceso, a ella misma. "Estuve perdida en mi vida. Me gustaría pensar que nunca fui una mala persona, pero atravesé momentos en los que no tenía claro quién era".

INTERESES REDEFINIDOS

"Me siento más centrada ahora", confesaba Angelina durante la promoción de Amar peligrosamente, la película en la que interpreta el papel de una mujer acomodada que descubre el mundo que rodea a los refugiados. Fue hace cinco años, precisamente cuando recibió por primera vez el guión del proyecto cinematográfico, cuando la ganadora de un Oscar por su interpretación en el filme Inocencia interrumpida redefinió sus intereses.

Y fue durante el rodaje de la película, en marzo del año pasado, cuando adoptó a su hijo camboyano, Maddox.

Desde entonces, se ha separado de Thornton y ha intensificado su labor en favor de los 20 millones de refugiados del mundo sin que ello haya supuesto dejar el cine.

Con el teatro en mente --la actriz quiere interpretar ahora a Stanley Kowalski en una versión lésbica de Un tranvía llamado deseo --, el rodaje de Alejandro Magno junto a Colin Farrell y otro proyecto a las puertas, trabajo no le falta a Angelina.

Eso sí, a los 28 años, la maternidad marca su vida. Y le hace ser precavida, al menos sobre con quién mete en la vida de su hijo. Lo ha dicho también ella misma de forma rotunda. "Soy feliz siendo madre y trabajando. Y ahora mismo probablemente tendría un amante antes que otro esposo".