Familias enteras, jóvenes que aseguran que mantendrán su virginidad hasta el matrimonio e incluso votantes del PP que reprochan a este partido que no pusiese freno al aborto durante su mandato conformaban ayer el perfil de los asistentes a la multitudinaria manifestación en contra de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. La protesta terminó con la canción de Queen We are the champions (Somos los campeones) y con unos organizadores exultantes por el logro de haber convocado "la manifestación más grande celebrada en España". Su rostro más visible, el presidente del Foro Español de la Familia y exsecretario de Estado con el PP, Benigno Blanco, cifró en dos millones los asistentes. La policía rebajó la cifra a 250.000, lo que no es óbice para que fuera una de las protestas más numerosas en contra el Gobierno.

La marcha discurrió en un tono festivo. Apenas hubo consignas contra el Ejecutivo. Las mayoritarias fueron síes por la vida y noes al aborto. La marcha comenzó en las inmediaciones de la Puerta del Sol y acabó en la Puerta de Alcalá (apenas separadas por un kilómetro), lo que contribuyó aún más a la sensación de multitud.

ACTO MASIVO Porque, habitual baile de cifras al margen, no hay duda de que la protesta fue masiva. Tomando cifras de la policía, la más numerosa celebrada contra el Ejecutivo de Zapatero por motivos éticos fue la organizada por la Iglesia a favor de la familia, que congregó a 350.000 personas. La convocada en contra del matrimonio gay reunió a unas 166.000. Por tanto, la de ayer se sitúa entre una y la otra.

La protesta estuvo encabezada por los dirigentes de las más de 44 asociaciones antiabortistas convocantes, que portaban una pancarta con el lema Cada vida importa. Detrás se situaba la pancarta de las representantes de la plataforma Mujeres contra el Aborto, entre las que destacan las periodistas Isabel San Sebastián, Isabel Durán y Cristina López Schlichting, que leyeron el manifiesto final.

Dicha declaración de intenciones, que pide que se mejore la red de atención a las embarazadas y se potencie la adopción, considera que la reforma supondrá la "desprotección total de las dos víctimas del aborto": el niño y la madre. El manifiesto asegura que con la nueva ley los abortos aumentarán.

Sin embargo, la reforma reconoce a todas las mujeres el derecho a ser madres y tiene como objetivo reducir el número de interrupciones de embarazo. En cuanto a la coacción a los médicos, el Gobierno afirma que se respetará su derecho a objetar, pero que su regulación exige una ley más amplia que se hará más adelante.

A la protesta acudieron José María Aznar, Esperanza Aguirre, más de 50 parlamentarios del PP y de forma inesperada la número dos de Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, pese a que el PP no se sumó a la marcha "para no politizarla". Los conservadores están en una posición incómoda, puesto que defienden la ley actual, que los antiabortistas quieren derogar. Cospedal criticó que se permita a las jóvenes de 16 años abortar sin informar a sus padres. En este sentido, la socialista Elena Valenciano no descartó que el PSOE ceda en este aspecto "si eso significara que la ley va a tener un mayor apoyo del que ya tiene".