Antonio López (Tomelloso, 1936) no había visitado nunca Cáceres. Ayer lo hizo al mediodía, antes de que empezara a llover. Recorrió el núcleo de la ciudad monumental (entre la plaza de Santa María y las Veletas), se admiró ante un mosaico romano ("¿cómo ha podido conservarse tan bien?") y ante el aljibe árabe del Museo de Cáceres.

Luego entró en el palacio de Mayoralgo (nueva sede de Caja de Extremadura), observó las excavaciones de la parte posterior, donde apareció un busto romano de bronce, y echó un vistazo a cuadros premiados en ediciones anteriores del Salón de Otoño de Pintura de Plasencia.

Emitió comentarios escuetos. "Muy bonito", "está bien", mientras atendía las explicaciones del presidente de la caja, Jesús Medina, sobre la restauración del palacio. Antonio López se ha incorporado como jurado del premio que convoca la entidad de ahorros y que se falla el próximo sábado 15.

El jurado se reunió anteayer y decidió sobre las obras que componen la selección final (una cuarentena "de un nivel digno", según López) y los ganadores. Con todas ellas se organizará una exposición que recoge una representación de la pintura actual en España y Latinoamérica. Medina anunció su intención de potenciar la proyección internacional del premio (hacia Hispanoamérica y Europa) y ha pedido colaboración a Juan Manuel Bonet, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, y componente del jurado del Salón de Otoño, y al pintor manchego. "No vamos a regatear esfuerzos para conseguirlo", dijo Medina.

Antonio López es el pintor de Gran Vía y otros cuadros urbanos que le han dado fama, abanderado de una generación de creadores realistas, de trabajo lento, meditado (la principal referencia para conocerlo es El sol del membrillo , la película que rodó con él Víctor Erice). Si muchos lo señalan como uno de los artistas importantes del siglo XX, él no parece darse importancia. Estuvo en Yuste en verano impartiendo un curso a jóvenes artistas, y hace unas semanas se sumaba con entusiasmo a la pintura de un mural en la ciudad universitaria de Madrid con alumnos de Bellas Artes. "Viene bien salir y participar en estas experiencias. Se oxigena uno".

Tiene un aire de despistado, y a pesar de ello mira fijamente las cosas. En medio de la visita al palacio de Mayoralgo hizo una parada para hablar del premio de la caja y de otras cuestiones relacionadas con el arte, compartiendo la palabra con Bonet. En un discreto segundo plano, escuchaba, junto a Medina, José María Viñuela, conservador del Banco de España.

EL ARTE

"El arte es excepcional", dice López. "Antes era la voz de la comunidad y posteriormente apareció la obra individual", y ello inevitablemente reduce su alcance entre la gente. Sin embargo, la gente, en masa, acude ahora a la exposición que el Museo del Prado dedica al pintor francés Manet. El artista manchego no cree que las colas para ver la exposición la formen tanta gente. "Hay más en esos conciertos de música tan multitudinarios. Yo me siento identificado con este pintor. Es un artista que está cerca de nosotros. Se le ve su lucha contra el entorno, su angustia, y, como todos, tiene momentos extraordinarios y otros desafortunados".

López se sorprende cuando se le pide opinión sobre recientes informaciones acerca de pagos de la CIA para promocionar el arte abstracto en los años 50: "No quiero meterme en eso. Para mí, la abstracción tenía que llegar; era necesario para airear la pintura. Le veo tanto sentido que no es concebible hablar de si había dinero".

Antonio López expone poco: una escultura suya preside la entrada del Museo Patio Herreriano de Valladolid, inaugurado este año y el Reina Sofía incorporó recientemente a su colección las esculturas Hombre y mujer .

Ya llueve cuando abandona el palacio de Mayoralgo. Por la tarde aun verá la exposición del extremeño Pedro Gamonal en la galería María Llanos. "Hay que volver a Cáceres", dice.