Por la Vía de la Plata, mejor caminar al cobijo de los árboles. Es lo que pensaron los alumnos del Instituto de Educación Secundaria Albarregas, en Mérida. Y por ello durante la mañana de ayer, 45 jóvenes de tercero y cuarto de ESO de este centro se dedicaron a plantar 300 encinas y olivos, entre otras especies autóctonas, en el tramo de la Vía de la Plata que discurre entre la capital extremeña y Proserpina.

Según explicó el director del centro, Pedro Marcos, "la idea se puso en marcha hace un par de años. Los alumnos participaban entonces en una actividad extraescolar que consistía en recorrer en bicicleta la Vía de Plata desde Mérida a Cáceres, dándose cuenta entonces que apenas existían árboles en el camino".

Así, se pararon en el miliario 24 (columna de piedra que se colocaba en las calzadas romanas para señalar la distancia cada mil pasos dobles, lo que equivale a 1.481 metros) y firmaron un pacto: se comprometían a hacer todo lo que estuviera en su mano para recuperar y proteger la naturaleza que rodea la Vía de la Plata, mostrando así a todos los visitantes la riqueza ambiental de la región.

Trabajando bajo el lema ´Apadrina un árbol´, el siguiente paso, cuenta Marcos, fue escribir una carta al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, para contarle lo que se les había ocurrido. "Y se sorprendió mucho", afirma el director, aunque "le agradó la idea, se puso en contacto con el centro y nos invitó a ir a exponérselo personalmente". Los alumnos no solo no se lo pensaron, sino que además le ofrecieron ser el primer padrino de la expedición, "lo que Vara aceptó encantado".

Después, asegura Marcos, pidieron una subvención para empezar a reforestar y las autoridades competentes decidieron que fuera este tramo, puesto que es cercano a la ciudad y pasa mucha gente todos los días.

Manuel Jiménez, delegado de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Mérida, también estuvo presente en el acto de plantación de árboles, agradeciendo y apoyando la iniciativa del instituto emeritense, que servirá para "adaptar un trocito de la Vía de la Plata, para mantenerla activa", afirmó. "Este hecho, además de pedagógico, porque implica que los jóvenes valoren y respeten su historia y el medioambiente, tiene otro sentido, puesto que en muchos tramos de la Vía de la Plata no existen árboles. Y es precisamente lo que hacemos hoy aquí: plantarlos, para que peregrinos y caminantes puedan sentarse al cobijo y a la sombra", concluyó.

Mientras Jiménez y Marcos hacían declaraciones, los escolares, impacientes, inspeccionaban el terreno y pedían con inquietud las herramientas necesarias para llevar a cabo la labor que alumnos más mayores habían puesto en marcha. "Solo esperamos que otras instituciones con otros centros sigan nuestros pasos", concluyó Marcos.