Por fin ha llegado la reclamada ampliación del parque nacional del Archipiélago de Cabrera, en las Islas Baleares. El Consejo de Ministros acordó este viernes multiplicar por nueve su superficie, que pasará de 10.021 a 90.800 hectáreas, lo que lo convierte en la mayor área marina protegida del Mediterráneo occidental.

La ampliación de este parque nacional, creado en 1991, era una vieja reivindicación de los grupos ecologistas y del gobierno balear que solo topaba con la oposición de un sector de los pescadores. El proyecto se había puesto en marcha hace diez años pero parecía que nunca iba a llegar el momento de su aprobación. La organización ecologista Oceana había alertado el pasado noviembre de que un mayor retraso podía poner en peligro unos ecosistemas muy bien conservados hasta ahora.

«Es el mejor exponente de ecosistemas insulares no alterados del Mediterráneo español», según el Ministerio para la Transición Ecológica. Un verdadero santuario para cetáceos y grandes peces migradores, así como para bancos de corales profundos. También es una importante zona de alimentación «clave» en la ruta migratoria de más de 150 especies aves marinas, algunas muy amenazadas, como la gaviota de Audouin o el halcón de Eleonora.

La ministra Teresa Ribera subrayó la gran importancia de la decisión, por la «gran riqueza marina» que atesora el area protegida. El archipiélago lo componen la isla principal y 18 islas menores, de las que Conejera es la más importante.

Una de las singularidades del parque es que es el primero de España que incluye mar abierto y una profundidad de hasta 2.000 metros, lo que le permite atesorar las mejores reservas de corales de gran profundidad las costas españolas. Por superficie, además, ha pasado a ser el Parque Nacional más extenso, incluidos todos los terrestres.