El río Ardila nace en las sierras de Tentudía, al sur de Calera de León, y surca los términos municipales de Calera, Cabeza la Vaca, Segura de León, Valencia del Ventoso, Valverde de Burguillos, Fregenal de la Sierra, Jerez de los Caballeros, Oliva de la Frontera y Valencia del Mombuey. Se desplaza hacia el oeste y marca después la frontera hispano-lusa, en el vértice suroeste regional, durante varios kilómetros, recogiendo aguas de numerosos tributarios: Pedruégano, La Parrilla y Sillo, por la izquierda; y Bodión, San Lázaro, Brovales y La Albuera, por la derecha.

Finalmente se adentra en Portugal, donde vierte al Guadiana, muy cerca de Moura, después de 114 kilómetros de recorrido. Su cuenca forma una de las redes secundarias (subcuencas) más extensas del Guadiana, con 2.843 kilómetros cuadrados, que nutre los embalses de Tentudía, Valencia del Ventoso, Brovales, Valuengo y La Albuera de Jerez. Algunas de ellas fueron construidas para poner en riego miles de hectáreas, en las tierras de La Bazana, Valuengo y Brovales.

La vegetación típica del valle del Ardila es de origen mediterráneo, destacando árboles que forman pequeños reductos de bosques galerías como el fresno de hoja estrecha, el sauce, pequeños reductos de almeces, chopos y eucaliptos introducidos, moreras y cinamomos, plantados especialmente en las cercanías de los poblados. Como especies riparias arbustivas destacan la adelfa, el tamujo y el atarfe, plantas que soportan un acusado estiaje en las zonas del río que se secan temporalmente durante el verano y que representan las formaciones vegetales de las series termomediterráneas riparias.

Las espadañas, carrizos, juncos, zarzas, escaramujos y espinos albares son algunas de las plantas que se encuentran a lo largo del curso fluvial, no olvidando a la encina y el alcornoque que dominan, principalmente adehesados, la cuenca. Puede decirse que el Ardila baña la mejor dehesa del mundo, la mayor masa ininterrumpida de quercíneas que se conserva a escala planetaria, conformada por el cuadrante suroccidental de la provincia de Badajoz, junto al norte de Huelva y este del Alentejo portugués.

Algunos taxones botánicos presentes en la zona pueden considerarse menos frecuentes en el resto de Extremadura, como el escobón bético, el tojo moruno, la colutea y la timelea, pero es preciso destacar al palmito, única palmera europea autóctona, propia de la flora bético-andaluza, que no rebasa los 50 centímetros de altura, citado en la región únicamente en ciertos puntos muy localizados del valle del Ardila.

Entre la fauna, dentro de la comunidad acuática hay que mencionar a la nutria, galápago leproso, galápago europeo --mucho más raro en la región que el anterior--, tritón ibérico, gallipato, culebra viperina, pardilla, tenca, calandino, jarabugo, barbo común, martín pescador, cigüeñuela, andarríos grande, pato cuchara, cerceta común, ánade real, somormujo lavanco, águila pescadora, cormorán grande, avetorillo, garza imperial, garceta común, garcilla bueyera --estas tres últimas forman una de las tres colonias de ardeidos o garceras más importantes de Europa, en el embalse de Valuengo--, si bien otras muchas especies dependen en buena medida del ámbito fluvial: cigüeña blanca, con importantes colonias de cría, cigüeña negra, oropéndola, carricero tordal, ruiseñor común, pico de coral.

Estos valores ambientales han motivado la declaración del río Ardila como Lugar de Importancia Comunitaria en dos de sus tramos, que pasará a integrar la futura red europea de espacios protegidos, Red Natura 2000.

PROBLEMATICA AMBIENTAL

Los problemas ambientales más graves a los que se enfrenta el río Ardila son, por una parte, la abusiva extracción de áridos, que se realiza de forma incontrolada y permisiva por parte de los organismos competentes, destruyendo la vegetación y la propia fisonomía del cauce. Además, toda la cuenca fluvial está salpicada de numerosas canteras a cielo abierto, principalmente de granito, que dañan irreversiblemente el paisaje. Los vertidos indiscriminados de aguas fecales de las distintas poblaciones por las que atraviesa el río, algunos vertidos industriales, especialmente los procedentes del entorno de Valuengo, y los lixiviados de purines de fincas intensivas de porcino, comprometen seriamente la biodiversidad y calidad del río.