Noelia Gómez Gónzalez, desaparecida el 9 de junio de 1998, cuando tenía 20 años, estaba donde siempre señaló su madre, enterrada bajo hormigón en el hueco de una bañera, en un garaje en el que entonces vivía un primo de la joven. La policía detuvo ayer al hombre, Félix Carvajal Gómez, de 43 años, quien confesó haberse deshecho del cadáver de la muchacha, aunque negó haberla matado. Relató que Noelia murió de sobredosis y que tuvo miedo.

Durante estos seis años, los agentes de la comisaría de policía de Terrassa, donde vivía Noelia, interrogaron al primo en varias ocasiones. Era uno de los sospechosos, pero siempre mantuvo una coartada coherente y sin fisuras. La joven, estudiante de esteticista, salió a las cuatro de la tarde de su casa, con lo puesto, para peinar a una amiga. Nunca llegó.

PERMISO A LOS DUEÑOS La sospechas de la madre y su insistencia en que la investigación prosiguiera activa, llevó a Trinidad González a visitar la vivienda de su sobrino en reiteradas ocasiones. El portavoz de la familia aseguró anoche que nunca entró. Sólo chafardeaba por fuera.

Hace dos semanas, Trinidad pidió permiso a los actuales propietarios del terreno y entró en del garaje. Ella, que había estado en la finca antes de la desaparición de su hija, recordaba aquel hueco, abierto cuando se hicieron las obras del garaje. El hueco se cerró después con una bañera.

La mujer acudió, una vez más, a la comisaría y relató de nuevo sus sospechas aportando los datos del punto donde sospechaba que estaría su hija.

Durante estos seis años, la madre de Noelia pidió, e incluso rogó a la policía que registrara la vivienda del ahora detenido. Los agentes siempre le explicaron que, para hacerlo, necesitaban una autorización judicial que nunca llegaba.

Cansada de ir de puerta en puerta y sin rendirse, junto a los representantes de la asociación Inter-SOS (que agrupa a familiares de desaparecidos), pidió al entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Guillem Vidal, que forzara a la juez de Terrassa Maria Teresa Javato, que instruye el caso, a que escuchara a la familia y activara la investigación. En enero de este año, la juez reabrió la causa. Con las nuevas pistas aportadas por la familia y el trabajo realizado por los agentes de la comisaría de Terrassa, la juez envió a los Mossos a la casa el miércoles.

Los operarios rompieron el hormigón. A las nueve de la noche hallaron los huesos de una rótula, el dedo de un pie, una costilla y los huesos de una mano. La búsqueda se reanudó ayer por la mañana, ya con luz, mientras agentes del Grupo de Homicidios detenían al primo.

BAJO LA BAÑERA Según la declaración del sospechoso, la joven murió de una sobredosis. Relató a los agentes que se asustó y decidió deshacerse del cadáver. Utilizó el hueco abierto para colocar una bañera para quemar el cadáver y arrojó algunos trozos del cuerpo a un descampado. La familia negó rotundamente que consumiese drogas.