Vestir, alimentar y educar a una niña en América Latina cuesta 200 euros al año. Partiendo de esta base, ¿quién no es capaz de echar una mano? Varias decenas de personas lo hicieron ayer por la tarde en Madrid, en la segunda subasta benéfica organizada por la oenegé de ayuda a la infancia.

El público pujó por más de 70 obras de 19 artistas, que donaron las mismas a la organización o las cedieron a un precio simbólico. Las ganancias fueron a parar directamente a las arcas de Fesmai. De hecho, suponen el 30% de su presupuesto.

La cita fue a las ocho de la tarde en el Hotel Gran Velázquez. Las paredes del salón donde se celebró la subasta estaban decoradas con los cuadros. Había para todos los gustos. Desde los maravillosos retratos de Audrey Hepburn hechos por Antonio de Felipe --uno de los cuales alcanzó un precio de 5.500 euros-- hasta un espectacular óleo abstracto de Luis Feito.

"Resulta maravillo ser un artista conocido y, gracias a eso, que la gente puje por tus cuadros para un fin benéfico. Para mí supone una gran satisfacción echar una mano a una fundación tan maravillosa que ayuda a niñas en América Latina", comentó.

Actualmente, Fesmai ayuda a unas 3.000 niñas (también hay algún niño, aunque muy pocos) en México, Guatemala y Brasil. Se trata de niñas abandonadas, que son recogidas, alimentadas y educadas por la oenegé. "Tenemos 21 colegios en esos tres países y nos comprometemos a que las menores cursen, como mínimo, todo el bachillerato", explicó el presidente de Fesmai, Jesús Salzar, quien agradeció en repetidas ocasiones la generosidad a los invitados.

Salazar también tuvo palabras de aliento para los artistas "de altísimo nivel" que han colaborado en la subasta. "Su generosidad nos ha permitido que los precios de salida sean realmente razonables, sobre todo si se compara con el precio de mercado", destacó el responsable de la oenegé.

El locutor Goyo González presentó el acto y fue el encargado de animar a los invitados a subir más y más las pujas. Lo logró. Para ello, lo primero que hizo fue hacer caer en la cuenta de lo fácil que es ayudar a los demás.

"Alimentar, vestir y educar a una de las niñas que están a cargo de Fesmai cuesta 200 euros al año. 200 euros es lo que nos gastamos en cinco minutos cuando le compramos un regalo a alguien... 200 euros no significan nada para nosotros y, sin embargo, para las niñas --dijo-- suponen mucho".