Victoria Hidalgo, viuda de Eduardo Urculo, fallecido de forma repentina el pasado 31 de marzo, cuando a sus 64 años "se encontraba en su mejor momento profesional", considera que en la trayectoria del artista se refleja bien "la forma en que la sociedad española ha ido evolucionando".

"De alguna manera, si uno analiza la pintura de Urculo, analiza la historia de España", dice en entrevista con Efe Victoria Hidalgo, que desde hace tres semanas intenta sobreponerse a su desaparición y a quien, en ese esfuerzo, le reconfortan especialmente el ser ahora más consciente que nunca de los muchos amigos que el artista tenía, y la calurosa despedida que el arte y la cultura, conmocionados con su muerte, le tributaron.

Sus comienzos coinciden "con un expresionismo negro muy adecuado para reflejar el entorno gris de hambre y miseria" de entonces. Era un expresionismo "de denuncia, muy vinculado también con su forma de pensar, con su militancia de hombre de izquierdas", añade su viuda, que recuerda que Urculo hizo de intermediario del PCE en las huelgas del 62.

PINTOR EN EVOLUCION

Pero Urculo "no era un fanático ni un ayatolá y, como era un pintor de lo feliz, va evolucionando", y así llegan los tiempos "de Ibiza, de los Pink Floyd, en que brilla el sol y resurge la vida, y en que él viaja por Europa y se enamora de la pintura pop", una pintura que en él "es toda erótica, festiva" y que a él le sirve para realizar "una exaltación de la sexualidad en un momento en que en España eso era tabú".

"No fue nunca una persona políticamente correcta , ni en la posguerra, ni en la apertura, ni en la transición, ni en los tiempos del PSOE, ni actualmente. Era libre y coherente consigo mismo en todo, en la amistad, en el amor, en la política. No le preocupaban los intereses mezquinos o bastardos y decía siempre lo que pensaba, aunque pudiera tener un coste profesional para él", añade la que ha sido su mujer durante sus últimos diez años de vida.

"La suya ha sido una obra muy variada, pero de calidad, pues fue un buen expresionista, un buen pop y un buen cubista", y "tuvo además el privilegio de hacer lo que deseaba prácticamente durante toda su vida", señala Hidalgo, que ahora se propone llevar adelante los proyectos que lo tenían ocupado en los últimos tiempos, como la exposición que se prepara para julio próximo en la galería Salander O´Reilly, de EEUU, hasta donde viajarán los bodegones neocubistas de su última etapa.