Es difícil saber cuántas mujeres artesanas hay en Extremadura porque muchas no están dadas de alta como autónomas. Existe una diferencia fundamental entre ellas y los hombres artesanos, y es que casi todos ellos representan a una segunda o tercera generación de hombres de su familia que se han dedicado a un trabajo manual mientras que las mujeres artesanas, a excepción de algunas que aprendieron de sus madres o abuelas, la mayoría son emprendedoras.

Cuatro de estas mujeres van a contar sus experiencias en las IV Jornadas de Información Práctica Mujer al día , que se celebran entre el 31 de marzo y el 4 de abril en El Corte Inglés de Badajoz bajo el título genérico La mujer en la artesanía .

Remedios Rabadán es caso claro de mujer emprendedora. Se dedica en Hornachos a la decoración de velas desde hace 8 años y se pone como ejemplo para aquellas mujeres que busquen un proyecto empresarial.

Luisa Díaz restaura mosaicos desde el 85 y colabora con el Museo de Arte Romano de Mérida. Para ella, el gran problema de la artesanía es la "gran crisis" que soporta debido a la competencia de países donde los costes socialistas son muy bajos, por lo que hay que renovarse "o morir". Esta mujer entiende que el objetivo es intentar enfocar la artesanía hacia piezas únicas de calidad para poder luchar con la competencia que viene de fuera. Luisa apunta que hay muchas mujeres artesanas no reconocidas legalmente y pone el ejemplo de Salvatierra de los Barros, donde los artesanos conocidos son hombres pero quienes decoran la cerámica son mujeres.

De la crisis se hace eco también Eulalia Chaparro, de Villafranca de los Barros, bordadora desde la infancia, ya jubilada, que ha llevado este oficio a más de 146 exposiciones internacionales. En su especialidad, el problema que ella ve es que las nuevas generaciones no quieren aprender este oficio.

La encajera Magdalena Fragoso es experta en encajes de numerosos países y, al contrario de Eulalia, es optimista porque su producto vive un buen momento. Su especialidad tiene más futuro porque hay mucha gente joven dispuesta a aprenderla.

Pilar Mendoza es técnica de Apoyo en Investigación de la Universidad de Extremadura defiende la necesidad de un aprendizaje continuo, apoyado en las nuevas tecnologías, tanto para el diseño como para la realización, aunque sean piezas únicas, así como la comercialización por internet. "La forma de venta de la artesanía ha cambiado, ya no podemos tener el tallercito y que vengan a comprar lo que a nosotros nos gusta hacer, sino que tenemos que abrirnos". Esta artesana destaca que en Extremadura existe un potencial enorme y se dan ayudas públicas, aunque es requisito imprescindible ser autónoma. Para Pilar, estas necesitan una pequeña dosis del "topalantismo".