Lee Jeffries nació hace 44 años en la ciudad inglesa de Manchester. Trabaja como contable en una empresa que poco o nada tiene que ver con una afición que empezó a cultivar hace menos de diez años, cuando le tocó tomar unas fotografías de los productos de ciclismo de una marca americana. Fue progresando, aquello se le daba bien y le gustaba. No tardó en caer en las garras de este arte. Se dio cuenta de que cada vez ambicionaba imágenes más artísticas.

De niño quedó impresionado por las fotografías de la primera guerra mundial. Seguramente de ahí, al margen de la querencia por los efectos y por el contraste, sacó su gusto por el blanco y negro, por la absoluta expresión. Insiste con todos los respetos en que lo suyo no es el fotoperiodismo. Ni tan siquiera el retrato.

33 Su meta es aportar a estas personas algo más que dignidad. "Les da una luz en sus ojos que representa la trascendencia, un rayo deluz a las puertas del Edén" puede leerse en la biografía de su página web.

Ha tomado cientos de fotografías a personas sin hogar que no ha compartido. La razón: no veía nada en sus ojos que mereciera la pena mostrar. Porque esa es la meta de este británico, que sus fotos sean espejos de la espiritualidad.