El arzobispo de Dublín, monseñor Diarmuid Martin, ha lavado los pies a víctimas de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes miembros de la diócesis en una liturgia de penitencia celebrada en la catedral de Santa Maria y ha pedido "el perdón de Dios y de las víctimas de abusos" ante la "falta de valentía y de verdad" de la diócesis.

La diócesis de Dublín fue la más afectada por el escándalo de los abusos sexuales perpetrados por miembros de la Iglesia y Benedicto XVI envió una carta a las diócesis de Irlanda en la que pedía que los obispos y los fieles denunciaran los casos de abusos ante las autoridades civiles. Asimismo, Benedicto XVI envió una misión apostólica a las diócesis de Irlanda para atajar el problema e investigar los casos de abusos, así como reformar los seminarios y las diócesis.

El arzobispo ha recordado en su homilía que la diócesis "debe agradecer a los hombres y mujeres que no se han quedado en silencio" ante los abusos y "han tenido el valor de hablar con determinación y valentía" también "ante la incredulidad y el rechazo". Por ello, el arzobispo ha afirmado que "la Iglesia de todo el mundo" está "en deuda con estas víctimas".

PURIFICAR LA IGLESIA

No obstante, el arzobispo ha subrayado que el escándalo de los abusos sexuales que ha salpicado a la Iglesia "ha ayudado a purificar la Iglesia desafiándola a afrontar la verdad, a superar la negación, a reconocer el mal que se ha hecho y el dolor que se ha causado".

Además, monseñor Martin ha declarado en su homilía que "ninguno de los que ha tenido alguna responsabilidad en lo que le ha ocurrido a la Iglesia en esta diócesis" puede pedir "el perdón de aquellos que han sido abusados" sin reconocer "antes la injusticia realizada y el propio fracaso por lo que ha ocurrido".

Monseñor Martin ha reconocido que la diócesis de Dublín "no será nunca más la misma" porque llevará consigo "la herida dentro de sí misma", aunque ha afirmado que esta liturgia de penitencia "es solo un primer paso" hacia el perdón. Por último, ha recordado que la archidiócesis "no descansará" hasta que "la última víctima haya encontrado la paz y pueda alegrarse de ser plenamente la persona que Dios quiere que sea".