"Debemos acordar y acordamos el ingreso del procesado en un centro especializado de tipo psiquiátrico penitenciario del cual no podrá salir sin previa autorización del tribunal". 27 de abril de 1995. La Audiencia de Barcelona aplicaba la eximente completa de enajenación mental a Andrés Rabadán Escobar, que entonces tenía 22 años y que en febrero de 1994 mató a su padre disparándole cuatro flechas con una ballesta. El tribunal concluyó que el desde entonces conocido como el asesino de la ballesta padecía una psicosis esquizofrénica de tipo paranoide. Sus facultades estaban mermadas. 16 años después, Rabadán ha empezado a gozar de salidas programadas a la calle bajo la tutela de un familiar, según ha confirmado EL PERIODICO.

Está previsto que en agosto del 2012, Rabadán (nacido en 1973 en Premià de Mar) cumpla el máximo de tiempo que puede permanecer privado de libertad por lo acordado en la sentencia dictada por el asesinato de su padre y otras posteriores (una de ellas por estragos al hacer descarrilar tres trenes en el Maresme). Entonces será un hombre libre. La duda es si su enfermedad está estabilizada, si es o no una persona conflictiva y si podrá dejar atrás lo que pasó aquel día de febrero de 1994 en su domicilio, cuando mató a su padre.

Rabadán piso por primera vez la cárcel en febrero de 1994. Ingresó en prisión provisional hasta el juicio. El 27 de abril del año siguiente fue sentenciado por el parricidio y, al día siguiente, por el descarrilamiento de los trenes. En ambas sentencias se aplica la eximente de trastorno mental por su esquizofrenia. Según fuentes jurídicas, la acumulación de estas resoluciones motiva que dentro de unos meses pueda salir totalmente libre.