El presunto asesino de la niña de Huelva, Santiago del Valle, no pasó por la cárcel pese a tener una condena en firme de la Audiencia Provincial de Sevilla desde diciembre del 2005 por abusos a su propia hija, según fuentes judiciales, que indicaron que sobre él pesaba desde marzo del 2006 una orden de averiguación de paradero para poder ejecutar la sentencia. El detenido suma además otra condena por abusos a otra menor.

La Delegación del Gobierno en Andalucía, en cambio, reiteró que la policía no tenía constancia de ninguna orden contra el detenido --salvo una detención en 2007 en Sevilla por una reclamación judicial-- y que, por tanto, no se le podía arrestar. El Consejo General del Poder Judicial abrió ayer una investigación para averiguar por qué el acusado no había cumplido la pena.

La trayectoria del detenido se pierde entre vericuetos legales y viajes por el país intentando eludir la acción de la justicia. Según la versión del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Del Valle, de 43 años, fue condenado en el 2002 a dos años y nueve meses de cárcel por abusos a su hija de 5 años. Este fallo fue recurrido ante la Audiencia de Sevilla, que ratificó la condena en diciembre del 2005. Tres meses más tarde dictó la orden de averiguación de paradero.

A finales del 2004, el hombre fue condenado de nuevo por otro juzgado penal de Sevilla a otros dos años por abusos, aunque al no tener antecedentes penales --la anterior sentencia no era firme-- podía evitar el paso por prisión si no cometía ningún delito en tres años.

Pese a este negro historial, y a que fue detenido en el 2006 en Gijón por abusos y estafa a una menor, la ficha policial de Del Valle no tenía ninguna orden de búsqueda y captura. El comisario provincial de Huelva, Miguel Rodríguez, encargado de la investigación y arresto del detenido, recordó que la policía es "un colaborador del órgano judicial" y que no puede detener a nadie sin orden previa.

Rodríguez precisó que aunque Del Valle fue el principal sospechoso desde el primer día, solo tenían "meras sospechas", que no se confirmaron hasta analizar su declaración tras ser arrestado en Granada dos días después de la desaparición de Mari Luz. Fue puesto en libertad por falta de pruebas, pero le siguieron la pista por varias provincias hasta que se convirtió en la única teoría posible. Al arrestarle de nuevo en Cuenca, el martes, confesó. Al cierre de esta edición, continuaba prestando declaración en los juzgados de Huelva junto a su hermana Rosa, considerada colaboradora para deshacerse del cadáver.