Carl Roberts, el camionero de 32 años que el lunes asesinó a cinco niñas en un colegio rural de la comunidad amish, cerca de Filadelfia, reveló a su mujer antes de que ocurrieran los hechos que abusó sexualmente de varias menores hace veinte años.
En una conferencia de prensa celebrada ayer, el comandante de la policía de Pensilvania, Jeffrey Miller, dijo que Roberts llamó a su esposa por un teléfono móvil desde la escuela del pueblo de Bart Township, en el condado de Lancaster, donde se había atrincherado con los niños amish y le contó hechos de su pasado que le atormentaban.
Según ha declarado la esposa, Roberts le dijo en la llamada que hace veinte años había abusado sexualmente de menores de su familia que tenían tres y cuatro años, hecho del que también quedó constancia en la nota de suicidio que dejó en su casa.
Roberts escribió en la nota que volvía "a tener sueños recurrentes de querer hacer lo mismo" veinte años después.
Sin embargo, según Miller, los familiares ignoran de quiénes se trata y la policía dice que se ignora también "el grado de abuso al que fueron sometidas".
En la nota de suicidio que Roberts dejó en su casa, antes de llevar a sus tres hijos al colegio, también dijo que estaba "muy enfadado con Dios" por la muerte de una hija Emily, que nació prematuramente hace nueve años y solo vivió unos minutos.
La familia de Roberts, que se dedicaba a recoger la leche producida por las vacas de los establos de los amish y llevarla después a plantas procesadoras, dijo que el comportamiento del camionero había sido "normal" en los últimos días.
El lunes, tras dejar a sus hijos en otro colegio, se dirigió a la casa-escuela amish en el condado de Lancaster, donde entró armado con una escopeta recortada y una pistola, ató a las alumnas con cables y dejó escapar a los niños y a varias profesoras, entre ellas una embarazada. Se hizo fuerte obstruyendo las puertas y cuando la policía llegó amenazó con comenzar a disparar y mató a cinco e hirió a otras cinco, que están en estado grave en hospitales de la zona. El tiroteo fue el tercero en dos semanas.
