Cuando una persona llega al sistema sanitario con síntomas que podrían asociarse al coronavirus (tos, fiebre o dificultad para respirar) se pone en marcha el protocolo para determinar la presencia del covid-19. La primera medida que se toma es aislar al paciente y realizarle un cuestionario básico para conocer si ha viajado recientemente a alguna de las zonas de transmisión. Luego vienen dos pruebas diagnósticas: una analítica de sangre y una muestra de saliva -el ministerio recomienda extraerla tanto del tracto respiratorio superior como del inferior- que se toma con un hisopo o bastoncillo. Según Sanidad, con la muestra de saliva ya se sabe si alguien está infectado, mientras la analítica sirve para valorar el nivel de infección en la persona. Los resultados pueden tardar en conocerse entre cuatro y seis horas y las muestras se envían posteriormente al Instituto de Salud Carlos III, como medida de comprobación.