Informar sobre un brote de dengue en China antes de que el Gobierno de su país lo anunciara. Ese es el delito que llevó al periodista Li Chongqing a pasar tres años en una cárcel de la que salió en febrero. El coraje de Li Chongqing y su compromiso con la verdad fueron ayer recompensados con el premio Pluma de Oro de la Libertad, que concede cada año la Asociación Mundial de Periódicos (WAN), organismo que celebra su congreso en Gotemburgo.

El galardonado no pudo, sin embargo, obtener un pasaporte para viajar a la ciudad sueca y su esposa, Bao Dinling, fue interceptada en el aeropuerto de Pekín por las autoridades chinas, que le impidieron salir del país, de modo que fue finalmente la escritora exiliada Li Joanhong la encargada de recoger el premio y de leer el discurso de agradecimiento de Li Chongqing. En su escrito, hizo extensivo el galardón a todos los periodistas "valientemente comprometidos con la libertad de expresión, especialmente en China", y apuntó que su país necesita "ser salvado por medio de la verdad".

El premio fue entregado por el presidente del Fórum Mundial de Editores, el británico George Brock, quien destacó que "China posee la dudosa distinción de ser el mayor carcelero de periodistas del mundo". Con este acto, Brock se despedía prácticamente de un cargo que ha desempeñado durante cuatro años y en el que será relevado por el director adjunto del diario El País Xavier Vidal-Folch.