El astrofísico austriaco Michel Breitfellner, participante en las misiones europeas 'Venus Express', Mars Express' y 'XMM-Newton', entre otras, suma a su destacado trabajo científico durante más de 20 años una pasión por la divulgación entre estudiantes, una actividad a la que se ha consagrado en los últimos años. "Siempre lo he visto como una obligación -explica-. He estudiado lo que me gusta y me dedico a lo que me gusta, por lo que en cierta manera estoy en deuda con la sociedad que ha hecho posible que lo consiguiera y que ahora me paga".

Breitfellner realiza diversas actividades con alumnos de secundaria y universidad en el ESAC, el centro que la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene en la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada, y encabeza un programa llamado Cesar para estimular el interés de los estudiantes europeos por la ciencia y la tecnología. "Podemos aprovechar la astronomía y el mundo de los astronautas, que resultan muy atractivos para los niños y jóvenes, para introducir conceptos de física y matemáticas", explica el astrofísico. Algo que maravilla a los más pequeños, pone como ejemplo, es descubrir la realidad de las grandes distancias en el espacio.

"Antes nos venían de excursión, una visita fugaz, pero ahora hemos descubierto que es más importante que primero trabajen algunos conceptos en clase. Vienen con las dudas preparadas y disfrutan mucho". Por las distancias, el ESAC trabaja con colegios de la comunidad de Madrid, pero Breitfellner confía en extender pronto las actividades a otras regiones aprovechando las posibilidades de las videoconferencias por internet.

El astrofísico austriaco explica que la divulgación es además una inversión a largo plazo. "Si logras que los niños se interesen por estas cosas, es muy posible que alguno de ellos acabe en un futuro siendo científico o ingeniero". O incluso astronauta.

MERLÍ Y LA FILOSOFÍA

En parecidos términos se expresa otro reputado divulgador y también astrofísico, Xavier Luri, profesor del departamento de Astronomía de la Universitat de Barcelona(UB), coordinador del archivo de datos de la misión espacial Gaia y miembro de The Big Van Theory, grupo dedicado a los monólogos científicos con un toque de humor. "Si la ciencia estuviera más representada en los medios o en la televisión, estoy convencido de que surgirían más científicos y, muy fundamentalmente, se valoraría más el trabajo científico". De hecho, Luri recuerda que las series de médicos o incluso Merlí han servido para elevar el reconocimiento por la medicina o la filosofía. "Cuando le das más visibilidad, surgen más vocaciones".

"Nadie nos obliga a hacer charlas en colegio. Ni a participar en festivales. Siempre lo hacemos por gusto", dice el profesor de la UB. Ahora bien, en su opinión, este trabajo debería estar reconocido de alguna manera. "En Europa se está discutiendo cómo incorporar la divulgación a la carrera científica", dice. Por ejemplo, para computar los méritos de un profesor se tienen en cuenta la investigación que realiza y la docencia, algo totalmente lógico, pero no las tareas de fomento de la ciencia, explica Luri, pese a tratarse de una actividad que también pueden tener una gran repercusión social. "La divulgación tiene que ser reconocida como una actividad básica", insiste.

Los programas científicos europeos -acompañados de una subvención pública para llevar a cabo el trabajo- van acompañados cada vez más de una "rendición de cuentas social", es decir, no solo hay que avanzar en el objetivo científico, sino justificar ante la sociedad por qué se hace determinado trabajo. "La investigación pública ha de estar integrada en la sociedad. La gente debe tener información para poder opinar e incluso decidir si hay que invertir más en algún campo", considera Luri.