Desde hace unos meses, el lucrativo negocio de la falsificación de documentos en España se encuentra en ebullición. El motivo no es otro que el aterrizaje de grupos de falsificadores brasileños que operan sobre todo en Barcelona, Madrid, Murcia y Pontevedra. Estas redes se están haciendo de oro con la venta de documentos de identidad portugueses a compatriotas que han entrado en España ilegalmente. Así lo ha constatado el Cuerpo Nacional de Policía, que ha desarticulado en Barcelona una organización de falsificadores brasileños con un gran nivel en la réplica de los documentos. Con esta, la policía ya ha desmantelado ocho grandes organizaciones de falsificación brasileñas en el último año y ha detenido a 143 personas.

La investigación de esta última trama, que duró dos meses, se fundamentó en las declaraciones de un testigo protegido, que puso a los agentes de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (UCRIF) sobre la pista de la trama. El dispositivo culminó con el arresto de siete personas, entre ellas el líder de la organización de falsificadores, identificado como Fabio y de 25 años.

Durante la intervención, los agentes se incautaron de impresoras, plastificadoras, ordenadores portátiles y una balanza de precisión, además de varias decenas de documentos falsos en proceso de elaboración. Lo que más llamó la atención de los policías fueron unos folios en blanco donde los falsificadores ya habían reproducido las marcas de lectura ultravioleta de las siglas de la Dirección General de Policía y del escudo de España. Esto supone un salto cualitativo importante en las falsificaciones, pues esas marcas ultravioletas son las que cambian de color al doblar el papel o brillan al colocarlo bajo una luz determinada. Su ausencia es lo que se suele buscar cuando se intenta detectar si un documento es falso.

La red falsificaba sobre todo carnets de identidad y pasaportes lusos, que luego vendían entre los 1.200 y los 1.500 euros a brasileños que las usaban para emplearse en España. De hecho, en el último año, la Policía ha detenido a cientos de inmigrantes de Brasil que trabajaban con documentos portugueses.

La banda, además, falsificaba permisos de residencia y trabajo, certificados de empadronamiento y libretas bancarias a nombre de personas inexistentes. Los inmigrantes utilizan estas cartillas para demostrar que tienen dinero a su nombre. La policía sostiene que la red llevaba al menos un año funcionando y que, con los documentos falsificados que fueron aprehendidos, habrían obtenido 200.000 euros. Una tuvo 40 clientes a la semana.