Ovidio Antón, un sin papeles rumano de 19 años, mantuvo ayer retenidos durante siete horas y media a tres empleados de una oficina del BBVA de Alcalá de Henares (Madrid). Iba armado y pretendía que la policía le facilitara medio millón de euros y un helicóptero. A las ocho de la tarde, el joven se rindió a los agentes. Dos horas antes, los GEO habían liberado por la azotea a 12 personas (11 trabajadores del banco y una clienta), que se habían atrincherado en la segunda planta del edificio. El suceso, protagonizado por un atracador novato, se saldó sin heridos.

A las 12.38 horas, Ovidio Antón entró en la sucursal del BBVA, un edificio de tres plantas. Tras preguntar si el local era un banco, gritó a todos los presentes que se echaran al suelo y exigió que alguien abriera la caja del dinero. El joven, vestido de negro y con gafas de sol, llevaba un rifle "a modo de bandolera" y en la mano portaba una "metralleta pequeña", según explicó Merche, una de las empleadas.

Al oír los gritos, los empleados que se encontraban en el segundo piso subieron las escaleras y se metieron en uno de los despachos de la tercera planta. Cerraron con llave para que el atracador no se percatara de su presencia. De hecho, los agentes creen que Ovidio desconocía que esas 12 personas estaban arriba.

Algunos de estos empleados usaron el correo electrónico y los móviles para tranquilizar a sus familiares. "He hablado con un compañero y me dicho que estaban todos bien", dijo otro ejecutivo del BBVA que no estaba en la oficina.

A los pocos minutos de entrar en el banco y gritar "al suelo, al suelo", Ovidio dejó marchar a las 11 mujeres. Más tarde, dejó libre a un conserje. Finalmente, sólo se quedaron tres empleados.

Antes de que le cortarán la línea, habló con varios periodistas. "Sólo quiero 50.000 euros, pero ahora que veo tanta policía creo que voy a pedir más. ¿Para qué quiero el dinero? Pues, no sé... para comprar cosas", dijo.