AL MENOS 14 personas han muerto, cifra que la Policía teme que aumente, en los incendios forestales que arden sin control en los sureños estados australianos de Victoria y Nueva Gales del Sur y que han destruido decenas de miles de hectáreas y un centenar de casas (en la foto, los bomberos en el bosque Bunyip Sate). Los devastadores fuegos se suman a los luctuosos efectos de la ola de calor sin precedentes que está sufriendo el sur de Australia, con temperaturas por encima de los 46 grados. Aunque el cambio en la dirección del viento ha suavizado el ambiente, los meteorólogos prevén que los termómetros seguirán por encima de los 40 grados unos días más. El calor ha causado ya 75 muertos en dos semanas y más de 700 hospitalizaciones.