En el 2002 llegaron a las costas andaluzas y canarias 531 menores sin papeles. Este año, el número de niños extranjeros que han llegado a España en patera alcanza los 769, según datos del Ministerio del Interior. Es decir, un 45% más. Este aumento --añadido a que en las últimas semanas han arribado pateras con más de 30 menores-- ha movilizado al fiscal general del Estado, Jesús Cardenal.

La inmigración infantil no es una novedad, pero sí lo es el hecho de que que se produzca de forma organizada. Fuentes policiales alertan de que, hasta hace poco, los menores emigraban solos y, al no tener dinero para ir en patera, llegaban a España ocultos en los bajos de camiones. Su aparición en las pateras demuestra que ahora las familias pagan los pasajes que organizan las mafias. Los padres confían en que, cuando los pequeños logren los papeles, toda la familia podrá emigrar.

Si alguien se pregunta por qué un chaval deja su país y se mete en una patera, la respuesta no es difícil. La inmigración es una "obsesión" en Marruecos, según Jalil Yemaa, presidente de la Asociación de Apoyo a las Familias Víctimas de la Inmigración Clandestina. "Todos quieren salir", dice. Prueba de ello es que un alto cargo marroquí de Exteriores reconoció que si él fuera padre preferiría que su hijo estuviera en un centro de menores en España a que siguiera en Marruecos.

En su instrucción, Cardenal habla de "avalancha" de menores. Sin embargo, los expertos lo niegan y critican la "manipulación" de las cifras. El escrito de la fiscalía asegura que el año pasado las instituciones españolas "acogieron a 6.239 menores extranjeros no acompañados".