Puede nacer muerta. El autor de uno de los manuales de Educación para la Ciudadanía, el filósofo José Antonio Marina, pidió ayer a los partidos, a la Iglesia católica y a los distintos grupos a favor y en contra de esta polémica disciplina que, por favor, dejen de enfrentarse --cosa que hacen cada vez con más virulencia-- porque, con esta actitud, conseguirán destruir la asignatura antes de que comience a impartirse en septiembre. Algo que, por otra parte, parece ser lo que pretenden sus críticos.

Marina, quien se define como "cristiano", criticó, sobre todo, al "poder político" --tanto PSOE como PP-- porque, en lugar de llevar a cabo un "debate serio", mantiene una visión a corto plazo que solo busca saber "quién gana". Aun así, fue mucho más duro con quienes se oponen de forma virulenta a esta materia. "Esta belicosidad en la crítica --sostuvo--, hace que, aunque quede la materia, ya vaya a servir para muy poco". Para él, la Iglesia católica enfoca mal este debate cuando dice que el Estado pretende arrogarse la educación moral de los menores.

Marina dijo todo esto en la Complutense de Madrid, donde se celebró un curso sobre esta disciplina. Al mismo tiempo, en el CEU San Pablo, una universidad católica, se impartía otro curso sobre el mismo asunto, pero de signo ideológico muy distinto. Allí, el cardenal arzobispo de Toledo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Cañizares, tildó de cooperadores satánicos a quienes no se opongan a esta disciplina. Para el religioso, aquellos colegios que impartan Educación para la Ciudadanía estarán "colaborando con el Mal". Esta curiosa advertencia estaba dirigida a todas las escuelas, aunque especialmente a las religiosas que no han mostrado su rechazo a la asignatura.

VACIO Y NIHILISMO Tal como lo ve el cardenal, los contenidos y sus futuros manuales --que van desde la defensa de los derechos humanos hasta afirmaciones tan subjetivas como que "la historia de la democracia está contrayendo con Cuba una deuda impagable" se basan en "el vacío de la nada y el nihilismo". Detrás de la materia, continuó, se esconde "un proyecto claro del Gobierno", en línea con "una concepción laicista de la vida, en la que los conceptos religiosos quedan relegados a la esfera de lo privado", cuando "la enseñanza religiosa es fundamental en la formación de la persona", dijo.