Australia se ahoga. Las lluvias torrenciales han provocado desde el mes de noviembre terribles inundaciones en todo el país y las previsiones meteorológicas no son optimistas: se prevén al menos 48 horas más de aguaceros. En Brisbane, la tercera ciudad del país y capital del estado de Queensland, las autoridades instaron ayer a miles de residentes a abandonar sus casas ante el temor de nuevas riadas.

Mientras tanto, los equipos de rescate seguían buscando a 78 personas desaparecidas en Queensland, en el noreste de Australia, donde se han contabilizado 10 muertos y 200.000 damnificados, y tres cuartas partes del estado han sido declaradas zona catastrófica.

La jefa del Gobierno de Queensland, Anna Bligh, señaló que la declaración del estado catastrófico concede a las autoridades el poder que necesitaban para ordenar evacuaciones, con la finalidad de proteger el mayor número posible de vidas y propiedades, y afrontar las subidas de los niveles de las inundaciones en los próximos días.

UNIDOS "Estas inundaciones se desarrollan y cambian a un ritmo que asusta .... Estamos viviendo una experiencia espantosa. No es momento para dejarse llevar por el pánico. Ahora es el momento de permanecer unidos", manifestó Bligh, según la emisora de radio ABC.

En otras declaraciones, Bligh señaló que el número de víctimas aumentará. "Ahora tenemos 78 desaparecidos, 10 muertos y al menos 18 personas que nos preocupa mucho su seguridad", precisó.

La mayor parte de los desaparecidos, unas 59 personas, incluidas familias enteras, se encontraban en el valle del río Lockyer cuando fue atravesado por una tromba de agua, que en algunos lugares alcanzó los ocho metros de altura, el pasado lunes. Los equipos de rescate y la Cruz Roja no habían podido llegar ayer a varias de las zonas más anegadas, por lo que se desconocía la situación de sus habitantes. "La lluvia y el mal tiempo están dificultando las operaciones de búsqueda y salvamento", indicó el portavoz policial Ian Stewart.

La premier de Queensland manifestó que Brisbane e Ipswich "afrontan ahora el mayor peligro en 35 años". Las previsiones apuntan que los daños superarán los de las inundaciones de 1974, cuando 14 personas murieron, 300 resultaron heridas y 6.700 casas quedaron anegadas.

Brisbane es la tercera ciudad en importancia de Australia, con 2 millones de habitantes, de los cuales miles empezaron a marcharse ayer de los barrios próximos al río. El Gobierno australiano ha desembolsado hasta la fecha cuatro millones de dólares para ayudar a los 200.000 damnificados y ha cifrado en 5.000 millones el coste de los daños provocados por la catástrofe.