Los médicos que cuidan a Charlotte Wyatt, un bebé prematuro de 11 meses en estado crítico, recibieron ayer el permiso de la justicia británica para no reanimar a la pequeña si deja de respirar. La resolución ha dado la razón a los doctores que pedían no prolongar más la dolorosa existencia del bebé, desahuciado y con múltiples malformaciones, después de tres paradas respiratorias. Los padres son muy religiosos y querían mantenerla viva.