Miles de viajeros cayeron ayer en la enésima trampa tendida en la traicionera red de Cercanías de Renfe. Esta vez fue una falta de tensión eléctrica entre las estaciones de Garraf y Castelldefels la que paralizó entre las 5.40 y 7.55 horas la línea C-2 en la peor mañana posible, tras la multitudinaria noche final del carnaval de Sitges. La compañía calculó que el fallo en el suministro eléctrico afectó a unos 36.000 usuarios en esta y otras líneas. El efecto dominó originó alteraciones incluso en los trenes regionales. El servicio no recuperó la normalidad hasta la tarde.

El aspecto que ofrecía la pequeña plaza delante de la estación de Sitges a las seis de la mañana auguraba que algo grave estaba sucediendo. En teoría, desde las tres de la madrugada tenía que haber salido cada 20 minutos un tren especial para poder absorber la multitud que, sobre todo a partir de las cinco, iba abandonando la localidad.

Pero a las 5.40 horas, ya en plena hora punta, un fallo eléctrico dejó esta parte sin tren, lo que causó la aglomeración de hasta 5.000 personas retenidas entre vallas y un fuerte dispositivo de seguridad.