La Comunidad de Madrid mantiene el toque de queda a partir de las 12 de la noche más allá del 9 de noviembre y sin fecha de finalización. Sin embargo, la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, no cerrará perimetralmente la autonomía más allá del actual puente de La Almudena, que finaliza a las 00.00 horas del 10 de noviembre. La decisión no tiene demasiada transcendencia porque la mayoría de comunidades, incluido Castilla y León y Castilla-La Mancha, sí están cerradas. Si bien, Ayuso vuelve a diferenciarse del resto de presidentes al ordenar confinamientos exclusivamente en las áreas sanitarias con más casos.

Según ha argumentado este viernes el viceconsejero de Sanidad, Antonio Zapatero, los cierres por barrios o municipios "funcionan de forma clara y definida" mientras que "restringir la movilidad en una zona más grande no tenemos evidencia de que sea mejor para la evolución de la pandemia".

No obstante, Madrid podría confinar toda la comunidad y, adicionalmente, las áreas con más casos, como así hizo en el puente de Todos los Santos y en el actual puente festivo del 9 de noviembre. Es una decisión permitida por el estado de alarma y que han aplicado varias autonomías, como Cataluña, que cierra perimetralmente todos los municipios los fines de semana, adicionalmente al confinamiento de toda la comunidad.

Pero Ayuso sigue erre que erre con los confinamientos "quirúrgicos", con el argumento de que así se daña menos a la economía. Así, la Comunidad de Madrid va a prorrogar las restricciones de entradas y salidas en las 35 zonas básicas de salud ya vigentes y ampliarlas a 8 municipios: Collado Villalba (en su totalidad), Galapagar, Morarzarzal, Alpedrete, Chinchón, Villaconejos, San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa.

Las limitaciones afectan a 835.051 madrileños, lo que se traduce en un 12,5% de la población.