A dos días de que empiece el curso escolar en Madrid, la presidenta regional quiso mandar ayer un mensaje de tranquilidad a los padres y las madres y acabó consiguiendo lo contrario. Después de sostener que las escuelas serán «lugares muy seguros», Isabel Díaz Ayuso (PP) vaticinó que «a lo largo del curso es probable que todos los niños lo tengan [el coronavirus]». «Porque a lo mejor se contagian en el parque por la tarde o en una reunión familiar o con un compañero. No se sabe. El virus está en cualquier sitio. Tenemos que tener responsabilidad individual para cuidarnos. Pero no podemos volver a encerrarnos en casa. Es letal», añadió en una entrevista a la cadena Es Radio.

Las palabras de la máxima autoridad política madrileña cayeron como una bomba entre médicos y familias, que viven con angustia la vuelta al cole en un momento muy difícil de la pandemia en Madrid, con unas tasas de contagios diarios que son las más elevadas de Europa. El hecho de que todos los niños se vayan a contagiar este año no es, como indica Díaz Ayuso, algo inevitable. Basta con tomar medidas personales, pero también públicas. Si llega a suceder, además, el colapso sería apocalíptico: cuarentenas preventivas masivas, padres y madres que no pueden ir a trabajar, colegios cerrados, saturación del sistema sanitario, familiares mayores en peligro…

Los colegios, efectivamente, están haciendo todo lo que está a su alcance para contener el virus. Pero si las autoridades no contratan más profesores, si los ayuntamientos no refuerzan la limpieza de los centros educativos (depende de ellos), si no se robustece el sistema sanitario para controlar los brotes poco más pueden hacer tanto los profesores como las familias.

Las colas que se organizaron en las inmediaciones de los centros donde se realizaron las pruebas fueron descomunales. Era imposible mantener la distancia de seguridad y pasadas unas horas, la Consejería de Educación decidió suspenderlas y achacó el caos a que los docentes no habían respetado la hora que se les había adjudicado de antemano. «Es una vergüenza absoluta», criticó una maestra, que había sido citada a primera hora de la mañana. H