José Pérez Zapata, nacido en 20 de enero de 1990 en la pequeña localidad de Calera de León, en plena comarca de Tentudía, se ha quedado bajito . Y eso que mide nada menos que 1,98, pero de él se esperaba hace unos años que superase los 2,10. Era el Roberto Dueñas --exjugador internacional que alcanzó los 2,21-- de Extremadura, porque con 13 años alcanzaba ya el 1,93. Era un gigante y las mejores expectativas se centraban en él en el campo de la vida donde sin duda mejor se aprecia la estatura: el baloncesto.

José, eso sí, vive de meter canastas y también de su altura, considerable para la mayor parte de los seres humanos. Hace cinco años, cuando se pensaba de él que podría tocar las nubes con la yema de sus dedos, el club de Sevilla, entonces denominado Caja San Fernando --ahora Cajasol-- le fichó al fijarse en él mientras jugaba en las competiciones extremeñas de base. Su formación se ha desarrollado desde entonces en la capital andaluza.

Campeón de Europa

En estos cinco años, su vida girado alrededor de un deporte que empezó a practicar muy tarde, pero en el que ha progresado considerablemente, siendo uno de los mejores pívots de España de su edad, pese a que no crecía tanto y tan rápido como se esperaba. Hace únicamente dos años fue campeón de Europa en categoría cadete en un equipo en el que brillaba especialmente Ricky Rubio. Actualmente, el Cajasol le ha dado un puesto en su equipo de Liga EBA y puede que ayude al filial que está en la LEB Plata, la misma que el Plasencia Extremadura.

"Me hicieron unas radiografías de muñeca y me dijeron que podía llegar a los 2,10 o 2,12, pero no ha sido así. No soy el primero al que le pasa esto, pero le estoy muy agradecido al club por la formación que me ha dado todo este tiempo y porque todavía siguen contando conmigo", cuenta desde Sevilla mientras prepara la bolsa de deporte para un partido amistoso. ¿Le queda amargura por no haber crecido más? "No sé. Todavía puedo subir un poco, pero va a ser difícil. Está claro que de haber alcanzado lo que se predijo, tendría ahora muchas más facilidades", responde.

"Voy a intentar seguir en esto del baloncesto, aunque está claro que tengo que mejorar en muchas cosas. Siempre se ha dicho de mí que soy muy luchador, siempre lo he sido, que defiendo bien y que tengo buen tiro desde los 4-5 metros. Ahora estoy saliendo más al triple y jugar de alero", agrega.

El futuro

Las canastas las ha compaginado con los estudios. Espera terminar este curso que comienza 2º de Bachillerato y a partir de entonces analizar qué hacer.

Por supuesto, le encantaría jugar en Extremadura. "Es un buen momento para los clubs, con el Cáceres en LEB Oro, el Plasencia en Plata, el Mérida en Bronce y un par de equipos en EBA como Almendralejo y Badajoz contra los que jugaré este año", analiza Pérez Zapata, que conserva buena relación con el ídolo de su generación. "A Ricky no se le ha subido el éxito a la cabeza. Le mandas un mensaje y te responde y te lo encuentras en internet y charlas con él tranquilamente. Es tremendo", recalca.