Tiendas de campaña, comida, infraestructura para potabilizar agua y material sanitario. Es lo que necesita sin dilación Pakistán, en situación crítica tras las peores inundaciones de los últimos 80 años, fruto de las lluvias monzónicas. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo pudo comprobar ayer en su primer día en suelo paquistaní donde se ha desplazado para constatar la envergadura del desastre y para concienciar a la comunidad internacional de que su ayuda no solo debe ser importante sino también rápida. "He visto muchos desastres naturales en todo el mundo, pero nunca nada como esto", declaró ayer Ban Ki-moon, tras su primera aproximación sobre el terreno para buscar la reacción de una comunidad internacional que está actuando muy lentamente.

De hecho, la ONU alertó de la posibilidad de que se produzca una nueva oleada de muertes si la ayuda no llega rápido. Una de las principales preocupaciones es que la desastrosa situación sirva de caldo de cultivo para la propagación de epidemias, especialmente de cólera, y enfermedades vinculadas con el consumo de agua contaminada, como diarreas y otras digestivas.

QUINTA PARTE DE LA AYUDA La ONU cifró ya hace una semana en 459 millones de dólares la cantidad que necesita el país asiático para atender las primeras necesidades de los 14 millones de damnificados --elevados a 20 millones por el primer ministro paquistaní--, seis millones de los cuales se han quedado literalmente sin hogar. El número de víctimas mortales asciende ya a 1.600 personas. Sin embargo, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas solamente ha recibido de parte de la comunidad internacional una quinta parte de la citada cantidad.

"La ONU emprenderá cualquier medida posible para agilizar la asistencia y acelerar el ritmo de entrega de la misma a los damnificados", se comprometió ayer el secretario general de Naciones Unidas tras un encuentro con el primer ministro paquistaní, Yusuf Rezá Guilani.

"La escala y magnitud del desafío han ido mucho más allá de la capacidad de un país en vías de desarrollo y quizá de un país desarrollado", lamentó el primer ministro del maltrecho país.

ECONOMIA MALTRECHA Las inundaciones, que han afectado a casi una cuarta parte del país --unos 800.000 kilómetros cuadrados-- y han dejado anegada una superficie de territorio similar a la extensión de Italia, han golpeado también muy duramente a los cultivos, con unas pérdidas estimadas de casi 500.000 toneladas de grano. El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellic, alertó de que las inundaciones pueden haber destruído cultivos por valor de 1.000 millones de dólares. Los de algodón y azúcar, parte de una economía esencialmente agrícola, también están dañados.