El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se declaró ayer "profundamente entristecido" por las decenas de muertos y la destrucción causados por el terremoto que sacudió la ciudad de Christchurch, en el sur de Nueva Zelanda.

El portavoz de Naciones Unidas, Martin Nesirky, explicó a los medios de comunicación el deseo de Ban de trasladar la disposición de la organización que dirige para "contribuir" a ayudar en lo que sea necesario a los afectados por el seísmo.