Luz verde a los bancos privados de cordón umbilical, pero bajo estricto control y supeditados al interés público. La ministra de Sanidad, Elena Salgado, anunció ayer que el decreto que prepara el Gobierno obligará a las futuras instalaciones privadas de conservación de células madre de la sangre umbilical a cederlas para uso público a cualquier paciente que lo necesite. La futura normativa autorizará a las familias a seguir enviando a bancos extranjeros este material, como ocurrió con las células de la infanta Leonor, almacenadas en EEUU, pero exigirán un certificado de que el proceso (donación, extracción, almacenamiento, utilización, transporte, aplicación y distribución) se realiza de manera correcta.

"Actualmente el envío se hace bajo cuerda, sin transparencia. Las células salen de España y no se sabe si acaban en Londres o Singapur, ni si su traslado es correcto --dijo Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes--. No hay unos mínimos controles de nada".

Según el nuevo decreto, aunque los padres hayan pagado una determinada cantidad (entre 2.000 y 3.000 euros) por el depósito de la sangre de cordón umbilical de su recién nacido, no podrán impedir que ese material sea utilizado por otras personas si, a través de la Red Internacional de Bancos de Cordones, se constata que es compatible con un paciente enfermo.

DONACIONES La nueva legislación, que será aprobada dentro de unos tres meses y abarca todo tipo de células y tejidos humanos, con la excepción de los relacionados con la reproducción, persigue fomentar las donaciones con carácter "altruista, anónimo y gratuito" y no que vayan dirigidas sólo a una persona concreta. La ministra de Sanidad explicó que se compatibilizarán los dos tipos de bancos porque las posibilidades de que un donante necesite sus propias células son escasas. Salgado resaltó que de los 6.000 transplantes de células de cordón umbilical que se han realizado en el mundo, sólo en uno se recurrió a uso autólogo, es decir, para el mismo sujeto que las donó.

"No podemos permitir que una persona que necesita esas células no pueda utilizarlas frente a una pequeñísima posibilidad de que en algún momento del futuro el donante las necesitara para sí mismo", subrayó.