El arrastrero Rosamar , que naufragó el viernes a 24 millas al noroeste del puerto lucense de San Cibrao, se hundió "en un minuto" después de que un aparejo se enganchara en el fondo del mar y, al hacer de ancla con olas de seis metros, provocara el vuelco del barco y su posterior hundimiento.

Esta es la versión que cuatro de los cinco supervivientes del naufragio expusieron ayer, durante dos horas, en dependencias de Capitanía Marítima de Burela (Lugo), informaron a fuentes de la investigación, que detallaron que los cuatro se encuentran "anímicamente mal".

Se trata de los portugueses Adriano Olibeira, Serginho Da Silva y Augusto Maia de Jesús, y el indonesio Casman, que ya declararon ayer en la localidad lucense ante la Guardia Civil y la Policía Judicial tras ser dados de alta en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, según explicó a el armador del barco, Jesús Lavaller.

Todos ellos, junto a Luis Olibeira, que no llegó a tiempo a Burela para dar su versión pues fue dado de alta por la mañana, sufrieron hipotermia y diversas contusiones, informaron a fuentes hospitalarias.

Otros cinco marineros están desaparecidos y el dispositivo de búsqueda rastrea la zona comprendida entre el lugar del hundimiento y Asturias, pues "la climatología nos lleva a pensar que puede estar allí" una segunda balsa con ellos a bordo, dijo a la ministra de Pesca, Elena Espinosa.

El armador del barco confesó a Efe que tiene "pocas esperanzas" de hallarlos con vida, aunque "tenemos que cruzar los dedos y por lo menos recuperar los cuerpos".