La policía halló el jueves el cadáver de un bebé de 10 meses en un apartamento de Sommerda (una localidad situada en el este de Alemania) con evidentes signos de haber fallecido a causa de una inanición.

Su hermana, de dos años, que también fue encontrada en el piso, deshidratada y malnutrida, ingresó en un hospital, donde permanece ingresada aunque fuera de peligro. La policía detuvo a la madre de los pequeños, de 20 años, en la vecina localidad de Erfurt, donde se trasladó tras abandonar a sus hijos cuatro días antes.

LAS CONSECUENCIAS Según la policía de Erfurt, la madre dijo haberse sentido "superada" por su obligaciones maternales. Con todo, la policía cree que "era consciente de las consecuencias que podría acarrear su larga ausencia".

La mujer vivía sola con ambos pequeños después de la marcha de su compañero, en septiembre. Desde ese momento, y dada su precaria situación económica, contó con la ayuda de los servicios sociales. La familia estaba sin luz desde el 6 de noviembre por el continuo impago de las facturas.

LA CUSTODIA DE LOS NIÑOS Los agentes de policía forzó la puerta de la vivienda a petición de los servicios sociales de Sommerda, quienes habían conseguido la custodia de los pequeños en los tribunales.

El bebé, de nombre Leon, fue hallado en su cuna de barrotes, junto a dos biberones vacíos. Según el resultado de la autopsia realizada por los forenses, el pequeño murió en la primera noche de ausencia de su madre, la del domingo al lunes.

El pasado octubre, la muerte de otro niño, esta vez en Bremen (en el norte) sacudió también la opinión pública alemana.

En aquella ocasión, un niño de dos años fue encontrado muerto en el congelador de su casa. Vivía con su padre toxicómano. En el año 2005, 178 niños murieron en Alemania víctimas de los malos tratos. Uno cada dos días.