Amillia Sonja Taylor llegó al mundo el 24 de octubre en el Hospital Infantil Baptista de Miami después de solo 21 semanas y seis días de gestación. Amillia es la bebé más prematura del planeta. Cuando nació pesaba 284 gramos y medía 241 milímetros. Ayer, después de que los médicos anunciaran que le darán el alta esta semana, se hicieron públicas las fotos de esta niña concebida mediante fecundación in vitro y que ha vivido en una incubadora desde su nacimiento.

Cuando nació medía poco más que un bolígrafo, como refleja una de las imágenes tomadas en el hospital. Hoy su madre puede cogerla en brazos sin temor a hacerle daño y hasta le ha dado su primer biberón. "Es un milagro", dice el especialista en cuidados neonatales William Smalling sobre este bebé, el primero que sobrevive tras un periodo de gestación inferior a 23 semanas y uno de los pocos que lo ha conseguido con un peso inferior a los 400 gramos. De hecho, los médicos que asistieron al parto por cesárea tenían pocas esperanzas. "No éramos muy optimistas, pero la pequeña nos ha demostrado que estábamos equivocados", explicó Smalling.

En estos meses Amillia ha sufrido problemas respiratorios y digestivos, además de una leve hemorragia cerebral. Ahora pesa 1.8 kilogramos y todavía requiere muchos cuidados: seguirá monitorizada, necesitará oxígeno, medicación para el asma y vitamina E para la piel cuando llegue a casa. "Era difícil imaginar que iba a llegar tan lejos. Ya empieza a parecer un bebé de verdad y hasta la puedo sentir cuando la cojo", afirmó a la CNN Sonja Taylor, que escogió para su hija el nombre latino de Amillia por su significado: resistencia.

A los felices y primerizos padres tampoco les importa esperar para llevársela. Los médicos pensaban darle el alta ayer, pero estará ingresada unos días más como precaución. El hospital habla de récord, y para ello citan el registro de la Universidad de Iowa, que contiene listas de bebés prematuros.

Embarazo problemático Amillia ha conseguido sobrevivir, aunque todo apuntaba desde el principio que la historia no acabaría en final feliz. La madre, de 37 años, tuvo infecciones y anomalías en el cuello del útero durante el corto embarazo. Debía dar a luz en marzo, pero lo hizo en octubre tras 22 semanas de gestación (lo habitual es entre 37 y 40 semanas).

Cuando nació, apenas podía respirar y durante mes y medio ni siquiera podían sostenerla en brazos, recuerda la madre, una maestra que sonríe para la foto junto a su marido, Eddie, de 46 años. "Sigue delicada. Después de todo, no tenía que haber nacido aún", repite Smalling.