Los Beckham, finalmente, han sacado su adicción a la moda del armario y en la revista Vogue Italia han proclamado que son la pareja más fashion victim de la tierra. No sólo en la ropa. También en la pasión, ya que en el número de julio regalan un surtido de malabarismos amatorios al reputado fotógrafo Steven Klein.

Y cuentan que sin pasar por caja. Sólo "por diversión", dice el fichaje del Madrid, ha protagonizado la tórrida sesión (dos ejemplos en las fotos) un cóctel de El cartero siempre llama dos veces y El último tango en París . Pero hay trampa. Los modelos que lucen son a mayor gloria y promoción de Dolce & Gabbana, quienes acaban de presentar en Milán la línea Beckham Jeans.

El estriptís de la revista Vogue no sólo es de ropa. También es emocional. "Mi historia --dice la exspice -- es un ejemplo de cómo ser alguien sin tener un excepcional talento o amistades importantes, y sin ser tampoco guapa o muy inteligente".

Más diván: David, que ayer volvió de su sonada gira comercial por Asia, admite que él y su esposa eran dos "chicos solitarios". "En el colegio, sólo recibía patadas y estaba siempre lleno de cardenales", confiesa, al tiempo que su entregada esposa aprovecha para desmentir algunas "tonterías" publicadas. Por ejemplo, que Beckham viajara al Mundial con su peluquero. Una cosa, dice, es ser presumido y otra que te importe más el pelo que el fútbol.