No hay peor pesadilla para el ídolo fashion que sentir que estás pasado de moda. Podrán despellejarte entre los secadores de la peluquería, podrán ponerte a parir en los programas de cotilleo, podrán hurgar en tus bolsas de basura, o en la cera de tus oídos con cámara telescópica. Tus niñeras traidoras podrán contar de ti mil manías ciertas o inventadas, pero todo será bienvenido si sirve para que tu nombre siga siendo traído y llevado, cuchicheado por los corrillos, reluciendo en lo alto de la espuma. El negocio de la cultura popular de masas a principios de este siglo funciona así: antes muerta que ignorada.

Victoria Beckham, uno de los animales mediáticos que más deslumbra en esa hoguera de vanidades, lo sabe bien y en los 20 años que lleva fogueándose bajo los focos --el tiempo transcurrido desde que se subió por primera vez a un escenario siendo aún una adolescente pre-Spice--, ha desarrollado unos reflejos de felina para lograr que el viento de los acontecimientos acabe siempre dándole de espaldas. Si la buscan en un mal plano, ella responde con el mejor estilismo; si la traiciona una asistenta, ella sabe quedar como la mártir despechada; si la tachan de antipática, ella se las apaña para convertir su nombre en el icono más glamuroso y deseado. En este arranque de año, sin ir más lejos, acaba de acumular una cosecha de noticias infaustas, pero al destino ella le responde reinventándose. La desdicha no podrá con Vicky Beck.

Mal momento

Desde diciembre del año pasado, la Spice pija se ha visto obligada a volar de urgencia desde Los Angeles hasta Londres para consolar a su abatido marido, hecho un mar de lágrimas en el entierro de su abuelo. Ha tenido que encajar la muerte por sobredosis de su antiguo novio, el actor Corel Haim, noticia que la dejó "en estado choque", según sus propias palabras. Ha sufrido el robo de una colección de vestidos de su marca a manos de una banda de atracadores, quienes dejaron herido a un vigilante. Ha sido acusada de plagiadora por un creador de moda, Osman Yousefzada, quien la acusa de copiarle un diseño. Ha visto cómo la sensual Megan Fox la relevaba de los carteles publicitarios de ropa interior de Giorgio Armani, convirtiendo sus caderas en un perfil del pasado. Y esta misma semana ha tenido que soportar la humillación de ser relegada a los peores puestos de la clasificación de mujeres británicas mejor vestidas que cada año publica la revista Glamour. Ella, que tanto desvelo pone en el envoltorio.

Para colmo de desgracias en casa Beckham, David, actualmente centrocampista del Milan, se desgarró a mediados de marzo el tendón de Aquiles durante un partido de la Liga italiana, lo que le impedirá lucir la camiseta británica en el Mundial de Suráfrica. En el avión que la volvió a arrancar a toda prisa de Los Angeles, ahora rumbo al hospital de Finlandia donde intervinieron a su marido, la excantante y ahora diseñadora debía ir suspirando por el lujoso apartamento de Ciudad del Cabo que había alquilado para seguir de cerca las andanzas mundialistas de su marido, pero suficientemente alejada del resto de esposas de futbolistas de la selección, que sí compartirán hotel (y quién sabe si muchas de ellas también compañero de cama).

Victoria debía de ir preguntándose igualmente si alguna enemiga acérrima le estará echando mal de ojo desde las colinas de Beverly Hills. Ante tal cúmulo de contratiempos, otra en su lugar se habría sentido intimidada. Pero ella ya sabe lo que es nadar a contra corriente y cambiar de registro cuando se nubla el panorama. Contra quienes le profesan tirria y se frotan las manos creyendo que su estrella se apaga, Vicky ha lanzado en los últimos días varias señales que anuncian que apuesta por seguir siendo la misma, trasmutada en otra. Atentos: se ha puesto a dieta para engordar, se ha apuntado a una terapia mística de recuperación física y espiritual y ha confirmado que quiere volver a quedarse embarazada, por cuarta vez, a sus casi 37 años. Los cumple el próximo sábado. ¿Alguien duda que lo logrará?

Yogalosofía . Así se llama la técnica que ha empezado a practicar en su mansión californiana por recomendación de su amiga, la actriz Jennifer Aniston. Es un cruce de yoga y astrología que combina el poder curativo