La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, pidió al papa Francisco una mediación con Gran Bretaña sobre la soberanía de las Malvinas en el encuentro privado que mantuvieron ayer, antes de la solemne misa de inicio del pontificado de esta mañana, a la que está previsto que asistan 132 representaciones de estados y gobiernos. «Es necesario que se cumplan las numerosas resoluciones de la ONU para que británicos y argentinos dialoguen», dijo la presidenta. Vestía de negro y transmitía su habitual impaciencia. «Hasta hoy no había sido besada por un Pontífice», explicó sobre el primer encuentro con Jorge Bergoglio.

La audiencia duró 20 minutos, pero después almorzaron juntos, lo que sumó dos horas, una más del tiempo previsto por el protocolo. El encuentro se celebró en el marco inédito de la residencia-hotel de Santa Marta, dentro del Vaticano, donde el Papa sigue viviendo. Comieron solos y a falta de informaciones oficiales es de suponer que lo hicieron en el comedor del hotel, frecuentado por los cardenales durante el cónclave.

Kirchner regaló al Papa un conjunto artesanal para que «siga» tomando mate y un poncho. Por su parte, entre otras cosas, Bergoglio regaló a la presidenta una copia de las conclusiones de un informe de todos los obispos latinoamericanos, en las que hacen hincapié en su preferencia por la llamada «opción por los pobres». «Para que yo tenga un índice sobre el pensamiento de los obispos», explicó la presidenta.

«He encontrado al Papa sereno, seguro, tranquilo y muy ocupado», añadió Kirchner, que en numerosas ocasiones subrayó que Bergoglio es también un jefe de Estado. Como tal le invitó a viajar a Argentina, adonde probablemente irá el próximo julio tras el viaje a Brasil para las Jornadas Mundiales de Juventud (JMJ).

LA DIVISA PAPAL / Mientras seguían llegando a Roma las delegaciones de los 132 países que han anunciado su presencia en la ceremonia de hoy, Francisco confirmó que su anillo del pescador no será de oro, como es habitual, y dijo que mantendrá la divisa, en latín, de su escudo como obispo. «Le miró con misericordia y lo eligió», reza, en referencia al pecador.

La vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, asistirá en representación de la Generalitat y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, de la ciudad. La delegación española estará formada por los Príncipes de Asturias, el presidente, Mariano Rajoy, y los ministros Alberto Ruiz-Gallardón, José Manuel García-Margallo y Jorge Fernández Díaz.

Algún embarazo está creando en el Vaticano la llegada de Robert Gabriel Mugabe, presidente de Zimbabue, persona no grata en la UE y EEUU por sus políticas dictatoriales. Sin embargo, las leyes sobre su persona exceptúan los casos de «obligaciones religiosas», lo que ya explotó para asistir a los funerales de Juan Pablo II. En la ceremonia estará también Joe Biden, primer vicepresidente de EEUU de confesión católica.