La ministra alemana de Agricultura y Defensa del Consumidor, Ilse Aigner, defendió ayer que la actuación de Alemania ante la infección por la bacteria E. coli ha sido correcta y justificó la alerta sanitaria sobre los pepinos españoles por "la gravedad del brote" y "la obligación de informar sobre los casos sospechosos". En declaraciones a RTVE y a la agencia Efe, Aigner advirtió de que las restricciones por la crisis del pepino afectaron a todas las verduras que se comercializaban en la zona de Hamburgo, no solo a las españolas.

"No señalamos a España, sino que avisamos a todo el país en general sobre todos los tomates, lechugas y pepinos, independientemente del país del que procedieran. Esto también provocó pérdidas considerables en el mercado alemán. No se ha explicado correctamente", lamentó la ministra, con talante muy serio ante las cámaras.

Aigner pidió "comprensión" a la población española, que le ha hecho llegar mensajes de indignación por haber apuntado al pepino español como transmisor, con las consiguientes pérdidas económicas además de la imagen de desprestigio de los productos españoles. "La Administración alemana tenía que actuar tal como lo hizo", insistió la ministra.

Aigner calificó la situación de "dramática", con nuevos casos de enfermos y muertos, y defendió el hecho de que las autoridades alemanas están obligadas a "perseguir cada sospecha".

AYUDAS A LOS AGRICULTORES "Los consumidores alemanes valoran los productos agrarios de España", dijo la ministra sobre los perjuicios que la alerta les ha provocado y su veto actual en la mayoría de los mercados de Alemania. Y apuntó que, junto con el resto de ministros europeos, ha pedido a la Comisión Europea "examinar las medidas de ayuda para los agricultores" de los países afectados.

La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, insistió en que solicitará indemnizaciones al Gobierno alemán por las acusaciones iniciales a los pepinos españoles y el daño que se ha hecho al campo, "a pesar de las disculpas".