Los Grammy, principales galardones discográficos, fueron fieles a su tradición de repartir su fortuna, con premios para todos sus candidatos y en especial para Beyoncé Knowles.

La joven diva se convirtió en la reina de una velada que tuvo lugar en el estadio Staples de Los Angeles y donde consiguió transformar en victorias cinco de sus seis candidaturas.

"Es increíble... Es mi primer disco en solitario", afirmó una ilusionada pero comedida elegante Beyoncé.

Su actitud respondió a la moderación que dominó esta gala de premios, ensombrecida por el escándalo que rodea desde hace una semana al mundo de la música después de que Janet Jackson mostrara uno de sus senos durante una interpretación musical en el intermedio de la Super Bowl .

Un incidente que volvió a salir a la luz durante las palabras de agradecimiento de Justin Timberlake al conseguir sus dos victorias, entre ellas la de mejor cantante de pop masculino por la canción Cry Me a River .

El cantante que arrancó el sosten de Janet Jackson hace una semana volvió a disculparse, una vez más, por un acto que -repitió- fue "lamentable" y "no fue intencionado".

LA DECEPCION Mucho más parcos en palabras fueron otros de los ganadores, el dúo OutKast, que pese a su popularidad y sus seis candidaturas acabaron la velada con sólo dos premios, lo que supuso una sorpresa.

En este reparto de galardones no podía faltar algo para Luther Vandross, víctima de una embolia el pasado año y objeto de un homenaje por parte de la Academia de Artes y Ciencias Discográficas.

Sin embargo, la mayor sorpresa de esta edición fue el premio a la mejor grabación del año, uno de los grandes de esta ceremonia con una lista de premiados que supera el centenar, que fue a parar a manos del grupo británico Coldplay por el tema Clocks .

También fue una sorpresa para el español Alejandro Sanz su victoria en la categoría de mejor álbum de pop latino por No es lo mismo .