TStegún los científicos, solo hemos descubierto y catalogado una de cada diez especies de las que habitan nuestro planeta. Más o menos nos agrupamos en unos ocho millones setecientos mil tipos de seres vivos, o sea, que ni siquiera sabemos exactamente con quién compartimos la Tierra. Aún no se han descubierto hongos, insectos, plantas, especies inadvertidas que van desapareciendo sin que lo notemos y que se ocupan de tareas tan imprescindibles como la fertilización de los campos o la limpieza del agua. Si tenemos en cuenta que solo somos siete mil millones de personas, nuestro lugar en el mundo queda bastante en entredicho. Sabemos todo de cualquier famoso pero ignoramos a nuestros vecinos de ecosistema. Documentamos con fotos y vídeos cualquier ridículo evento pero no tenemos ni idea de quiénes trabajan a nuestro alrededor para que el planeta siga siendo habitable. Ahora que volvemos de vacaciones un poco hartos del género humano y su clasificación veraniega: el loco del volante, el de la música en mitad de la madrugada, el que no respeta las colas, el que habla a voces con el móvil, el que te echa el humo encima, el que se cuela en los museos,- Y ahora que los corruptos, los violentos y los descerebrados parecen ser la especie dominante no solo en los programas del corazón sino también en los informativos, esta confesión de los científicos trae un soplo de esperanza. Si más del ochenta por ciento de las especies terrestres está por descubrir, no todo está perdido. Ya hemos visto de qué somos capaces los humanos. Cualquier organismo que aparezca, por simple que sea, lo tiene difícil para hacerlo peor.